Muelle Barria (Zierbena). La cola, el machote y la sempiterna condescendencia ante lo popular
Yo comulgo con Luc de Clapiers cuando el marqués asevera (aseveraba) que la soledad es para el espíritu lo que el ayuno para el cuerpo, mortal cuando excesivamente larga, aunque necesaria. No obstante, el hedonista cultiva tanto el cuerpo, a su manera, como el alma, y anoche simplemente huimos de las multitudes. Descartamos acompañar a Eneritz a Villaverde, atestado de fans de Harry Styles, y pasamos de largo Santurtzi, invadido por el aroma de las sardinas y miles de personas dispuestas a dar buena cuenta de ellas, y terminamos cenando en Muelle Barría (Zierbena, Bizkaia maitea). Los responsables del asador El Muelle, la caseta que hasta el verano pasado atraía largas y larguísimas colas de pacientes clientes deseosos de cenar al aire libre en el puerto de Zierbena, han trasladado su exitoso modelo de negocio a la playa de La Arena, a un recinto funcional de nueva construcción camuflado entre casas sin distintivo exterior alguno que anuncie la presencia de un negocio de hostelería. No lo necesitan para continuar acumulando a partir de las 19:50 clientela dispuesta a esperar lo que haga falta, pero ahora sí sentada, por compartir una carta sencilla y económica que atina especialmente en la ejecución de pescados a la parrilla. Uno los prueba y olvida que no es posible reservar, la servilleta es de papel, el plato de plástico rígido, el servicio voluntarioso mas amateur y la cuchara herramienta insuficiente para trinchar y servir correctamente, por ti mismo, un pez entero. La sempiterna condescendencia ante lo popular y el encanto de la bandeja de inoxidable.
Atinan con el asado en Muelle Barria
La carta de vinos es corta, insignificante y sin interés, tanto es así que Canals & Nubiola (cava low cost del súper) es el único espumoso y terminamos pidiendo Txomin Etxaniz. Con txakoli guipuzcoano regamos una cena de buenos amigos que arrancó con minúsculos mejillones con salsa de tomate picante, más enjundiosa ésta que el propio molusco, aunque tampoco fuera gran cosa. Los langostinos a la plancha demostraron que da igual qué calidad de crustáceo coloques sobre ella para obtener un entrañable buen gusto y aroma. Magnifica resultó, ésta sí, la sedosa ijada de bonito, que por algo es temporada. Y también atinaron con el punto de asado del machote, nuestra elección una vez descartada la mojarra, igual que la lubina y el besugo. La dolorosa no llegó a 30 € por persona.
Si no hay que esperar, desde luego que merece la pena tomar asiento en su terraza con cero pretensiones y buena compañía.
La Arena Auzoa, 19; 48508 Zierbena (Bizkaia)
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
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