Toki-Alai (Mungia). Sencillez y honestidad
¿Y lo bien que se siente uno cuando entra en un comedor amplio, vetusto, austero, como los de antes, y toma asiento rodeado de currelas? Sí, esos comensales desprovistos de pose, con la exigencia de quien come a diario fuera de casa y a quienes no se confunde con un chorretón de módena. Allí sentados, a unos metros del taller o con el camión aparcado frente a la puerta. Aquellos lugares apartados del bullicio donde la sencillez, presente en el mobiliario, el trato y el plato, es común denominador.
Imagina que puedes arrancar la comida con ensalada mixta o ensaladilla rusa, la que prefieras, en ambos casos escoltada por tres langostinos cocidos. Que a continuación dejan sobre el mantel de papel un puchero de cocido, el plato de cuchara que toca ese día, para que te sirvas cuantas veces desees; ¿qué tal unos garbanzos suaves y caldosos, con zanahoria, patata, chorizo y más carne? Que el tercer paso es escoger entre albóndigas caseras en salsa, con pimientos rojos, y chuleta de cerdo, acompañada por patatas fritas ‘de verdad’ y una tira de tortilla de patata. Llega el postre: queso fresco con membrillo, flan, helado… Y además, como es Navidad, la casa invita a una bandeja con turrones, polvorones, bombones y mantecados.
Eso sólo lo podría mejorar un buen precio. ¿Qué te parece 9,50 euros, pan y vino incluido? Con el caldo no nos vamos a poner estupendos, guarda el Cháteau Mamôn para otra ocasión, confórmate con la botella de tinto Prioridad (de Ardotxu, la muy jatorra y txikitera Asociación de Embotelladores de Vinos de Bizkaia) y, si te presta, di sí al ofrecimiento de gaseosa. Aunque hay tantos sitios donde comer, tanto donde escoger, que cada vez debemos dar más importancia al servicio; ponte serio con el trato, y figúrate que aquí es diligente y cercano. Pendiente de que no te falte de nada, y la comanda fluya, sin agobio de ningún tipo.
Pues bien, todo eso lo encontré recientemente en el Toki-Alai, un sencillo bar restaurante de carretera (Mungia – Gernika) que únicamente sirve menú del día. Lo anuncia en una pieza de hormigón que delimita su amplio aparcamiento; y me alegró tanto, fue tan reconfortante ese baño de sencillez y ausencia de pretensiones, tan plácido enfrentarme sin ánimo analítico a comida que destila honestidad, sencillez (insisto) y gusto añejo que entronca con la tradición de cada uno, con sus hogareñas comidas diarias, que tenía que contarlo. Y, de alguna manera, ensalzarlo. Aunque nunca vaya a lucir una estrella o un sol, aunque no hubiera posibilidad de entretenerse con espina y escama, y dos bombonas de butano dieran la bienvenida en la puerta. Y es que uno se cansa de tanta impostura, tanta superficialidad y comida de plástico.
La expresión está de moda, sí, pero no es fácil dar con un despacho de comida sin bobadas. Y éste lo es. Qué bien.
(Igor Cubillo)
Barrio Belako; 48100 Mungia (Bizkaia)
94 674 11 77
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
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