Atril XXI (Bilbao). No convence
El teatro Campos Elíseos es un clásico de Bilbao, un edifico capaz de destacar por su belleza en una villa tan bella como la capital vizcaína, reinventada a base de postales, de sumar proyectos de arquitectos estrella: Frank Gehry, Norman Foster, Arata Isozaki, César Pelli, Santiago Calatrava… Pero lo mejor del caso es que destacó incluso durante los años en que languideció víctima del abandono, en estado poco menos que ruinoso; y lo fue gracias a la excepcionalidad de su fachada modernista, sobresaliente ejemplo de art nouveau erigido en 1902 según diseño del arquitecto Alfredo Acebal. La Bombonera de Bertendona vive ahora una segunda juventud. El ayuntamiento de la capital vizcaína y la SGAE invirtieron un lustro y 27 millones de euros en su reforma, lo reinauguraron
en 2010, y ahora acoge una programación un tanto descafeinada de música y artes escénicas. Y, en su quinta planta, un restaurante al que he acudido no menos de cinco veces con ánimo de ponerme bien y ponerlo bien, y todas he salido algo defraudado con su Menú Bistró. Sí, porque su pertenencia, en origen, al grupo Zaldua hacía esperar más del Atril XXI, mucho más si se atiende a las promesas de su web: «Somos fieles a la cocina creativa, novedosa y fascinante, gracias a un chef que sabe posicionarse a la vanguardia de las tendencias actuales». El menú en cuestión siempre ha sido sugestivo, pues desde un principio permitía escoger entre buena parte de la carta, por un precio cerrado de 19,50€ (bebida incluida; 22 euros en fin de semana). Ahora el menú se indica en hoja aparte, pero el precio se mantiene y continúa constando de un primero, un segundo, postre y bebida, incluidos un par de crianzas. Siempre que no escojas el vino a tu antojo, que con dicha fórmula se despacha al 50% (igual que el resto de la carta), una excelente iniciativa que, eso sí, eleva la cuenta, con café, por encima de los 25€/pax. En una ciudad donde hay buenos menús del día por la mitad de precio, hay que exigir algo más por ese dinero. No el doble, pero sí algo más.
No basta la tranquilidad propia de un comedor ubicado lejos del bullicio de la calle, que lo hace indicado para reuniones de trabajo. No va a ninguna parte el ser obsequiado con un aperitivo intrascendente (dado de queso con anchoa, chupito de porra antequerana, minúscula muselina de ibéricos…), aunque se agradezca. Y uno no se contenta con que el arroz cremoso no esté cremoso, y sí algo durito. Con que las pochas con verdura cumplan sin más. Con que el bacalao al pilpil resulte más aparente que satisfaciente. Con que el calabacín relleno, de cebolla y gambas minúsculas, como las congeladas del hiper, resulte soso. Ni con postres un tanto anodinos, como la panacota de chocolate, la tarta Judas o una torrija, nuevamente, poco más que aparente.
Es cierto que en mi última visita comí a gusto el arroz de mar y tierra, con trocitos de calamar y hongos. Y que, en la anterior, el rodaballo era pequeño, de piscina, de crianza, mas bien cocinado y rico. Pero, aun así, me queda una sensación extraña. No me atrevo a desaconsejarlo abiertamente, ni soy capaz de animar a ir. Siempre refiriéndome al llamado Menú Bistró, creo que se queda a medio camino. Hay que exigir algo más, insisto, y así lo hago desde esta prestigiosa tribuna. No termina de convencer.
(volverá a picar en Atril21, Cuchillo -como si lo viera…-)
web de Atril XXI ver ubicación Bertendona 3 , 5º Planta; 48008 Bilbao (Bizkaia) 94 407 92 59 restauranteteatrocampos@arimagroup.es
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
Lo tenía en la lista de pendientes (pero al final de la misma, la verdad)… Mejor lo voy tachando.
Abrazo!
Me sucede lo mismo. Era uno de mis «recomendables», sobre todo al principio…pero luego cambiaron el vino por uno peor…después bajaron la calidad de los platos («es que hemos cambiado el cocinero» ?¿)…más tarde me metían prisa para que me fuera y liberara la mesa (con el viejo truco de entregarme la cuenta sin pedirla)…en fin, que dejé de ir. Solía ser sitio de viernes con copichuela de sobremesa. Ahora ni me acuerdo de que existe.