Bodega Entrebancales trabaja en Arribes del Duero (Zamora) por ahondar en la recuperación de variedades de uva autóctonas en peligro de extinción. Con ellas hace Jimbro Puesta en Cruz, Jimbro 3 y Jimbro Bruñal.
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Uve propone merienda-cena con jarra de vino de la casa, unas tablas de embutidos y quesos zamoranos, con abundante pan, y, si nos animamos, pollo compartido.
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Si vas a El Ruedo, fíjate en la figura de un Manolete de ojos tristes que te vigila tras la barra. Y en un par de cabezas de astado que lucen bien chulas en sendas paredes, cual torito enamorado de la luna, que además de bravura tiene pinta de donjuán.
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Sorprende que el Mesón El Pícaro, especializado en lechazo y jarrete de cordero, nos reciba a sus puertas con un “Ésta es la mansión del caballero”.
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Es posible comer algo diferente si se acude a La Viuda Rica, donde la tradición gastronómica se aborda sin nostalgia, cortapisas ni inmovilismo. Donde se ofrece una carta moderna, algo atrevida y surtida también de pescados que dicen traer de Huelva.
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(+14 rating, 4 votes)Cargando... Sorprende que en una pequeña localidad de apenas 600 habitantes exista un bar-restaurante que ha sabido –y podido- adaptarse al paso del tiempo. A la cruda realidad, seamos sinceros. El bar-restaurante, o sidrería, como les gusta que se les llame, La Alegría (más conocido en la zona como “el bar de Nini”), está regentado por una familia que lleva en el negocio toda la vida. Y eso se nota. Ha pasado por todas las fases: bar de “jugar la partida”, de aperitivos, pub… y ahora, además, restaurante con todas las de la ley. Han montado una cocina digna de los mejores locales y pueden presumir de un producto de calidad, bien cocinado y de presentación más que aceptable. El comedor ha sido objeto de continuas mejoras. En un par de años han acristalado el techo del hermoso patio que era incapaz de albergar a nadie, teniendo en cuenta el clima extremo que se disfruta en tierras zamoranas. Así, se ha diseñado un salón de estilo rústico, bien organizado y limpio. Las mesas correctamente ubicadas, adornadas con mantelería a juego de las acolchadas sillas y todo acompañado por una iluminación adecuada que otorga al local un aspecto de lo más acogedor. Y ahora en invierno limitan el habitáculo con un nuevo cerramiento móvil, que la clientela es menor y el espacio a calentar demasiado grande. En la cocina, Nini, con toda su maestría y acompañada en el servicio al comensal por Raúl, que derrocha simpatía por los cuatro costados. Éste es además pareja de Bea, en la barra, de la que admiro su paciencia que, dicho sea de paso, con los lugareños hay que tenerla, y mucha. Y los tres forman un gran equipo que no tiene horario y trabaja sin parar. No disfrutan de descanso semanal; deberían planteárselo. En verano, hay que ver la cara de cansados que tienen… Y es que en la época estival, cuando el pueblo crece hasta los mil y pico habitantes y los forasteros ocupan sus...
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Las crestas de gallo es un plato típicamente zamorano, fácil de encontrar en comercios y colmados tradicionales junto a otras viandas ciertamente más apetecibles.
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