La Barraca (Bilbao). Cómo gastar 42€ en un arrocito
Vaya por delante que no seré yo quien desaconseje La Barraca, un restaurante consolidado que ha adaptado la preparación de los arroces al gusto bilbaíno. Así, por ejemplo, prescinde del garrafón, esa legumbre ingrediente básico en la tradicional paella valenciana, y en algunos casos añade pimiento a las recetas. Tal ha sido su éxito que cuenta con dos locales en el mismo área, entre Cantalojas, puente al que Fito Cabrales cantó en clave blues con el grupo Platero y Tú, y la trasera de Diputación, aunque mi preferido es, sin duda, la herradura de García Salazar, con su profusión de cuadros, su alicatado y su combinación de azul y blanco.
A botepronto, no diría que su carta es especialmente cara, pues el rango de precios de sus especialidades se mueve entre 12 y 20 euros. Pero uno, merced a la tiranía del euro y los impuestos, puede acudir allí a comer un arroz de 16 euros y terminar pagando 42, sin apenas extras. ¿Cómo es posible ese desfase? Bien sencillo; si quieren vivir la experiencia, sólo han de seguir las instrucciones que indicaré a continuación, reflejo de mi última experiencia.
Para empezar a descuadrar todo cálculo previo, es recomendable reservar arroz a banda para cuatro (a 16 euros/pax, recuerden) y, finalmente, acudir sólo tres comensales. No es mal comienzo. Luego, procuren que uno de los tres acuda con retraso, con lo cual la primera botella de Itsasmendi 7 (17€) estará casi doblada cuando arribe el susodicho. Por lo tanto, habrá que pedir una segunda de ese extraordinario txakoli vizcaino mediado el plato único, con su cigalita a la plancha, su langostino y su pequeño trozo de pescado, presentados en fuente aparte, a razón de una pieza por cabeza. Ya estará liada.
Tras repetir arroz y rebañar el cuenco de allioli, pues el pescado ya habrá volado, ¿les queda un hueco para el postre? Conténtense con compartir entre dos bien avenidos media tabla de queso (7€), simplemente para apurar la última copa de vino, y que el tercero se decante por un mediocre valenciano regado con licor de naranja Naranchelo (Destilerías Ferri) y cobrado a precio de sangre de minotauro. ¡8 euros por un valenciano sin Grand Marnier! El acabose. Esto sí es caro, oigan.
No les salen las cuentas, lo sé. Lo relatado suma 113 (mal número si no crece) euros. Pero tengan en cuenta que en este país el valor añadido tributa hasta por el respirar, así que añadan otros 11,30 € y, voilá, la dolorosa indicará la cifra mágica: 124,30, tres personas. 41,433333€ cada una, por comer un arroz y compartir postre.
¿El arroz? Bien, gracias. Y la familia también.
(está el arroz por las nubes, en la ciudad de Igor Cubillo)
García Salazar, 12; Bilbao (Bizkaia)
94 410 20 21
Bertendona, 8; Bilbao (Bizkaia)
94 415 08 18
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
En mj descargo por lo del valenciano, decir que estaba de antojo. Y además pagué sin chistar la parte alicuota de la cuarta comensala impresentada, que no impresentable. El arroz muy bueno, gracias.
Pues me alegro de que tu familia esté bien. Y el arroz también. 🙂
Muacks!
B.
Merci, Blackie. Siempre tan amable…
Abrazo.