El txakoli de Bizkaia se viste de etiqueta
Como Eduardo, soy hijo de los cafés. Todo lo que sé se lo debo a ellos. Sobre todo el arte de narrar. Lo aprendí escuchando, en las mesas de los bares, a aquellos maravillosos narradores orales cuyos nombres ignoro, que contaban mentiras prodigiosas y las contaban de tan bella manera que todo lo que contaban volvía a ocurrir cada vez que ellos lo narraban. Quizá Saramago atendía aferrado a una taza de café, pero yo seguramente lo hacía apenas cerrando los ojos achinados mientras zambullía mi curiosidad en una copa de txakoli de Bizkaia.
Porque sí, cada vez resulta más satisfactorio arrimar nariz y boca a los vinos elaborados en Bizkaia maitea, que hace tiempo dejaron de ser sinónimo de acidez desaforada y falta de refinamiento. Ahora existen algunas grandes referencias capaces de competir prácticamente con las de cualquier región (no es ninguna bilbainada esta aseveración) y, desde luego, constituyen un obsequio y un descubrimiento espléndidos para cualquier entendido o curioso aficionado a la materia. Tanto es así que se imponía la necesidad de señalar dicha calidad sobresaliente y otras peculiaridades con algún tipo de distintivo, y el consejo regulador de Bizkaiko Txakolina ha decidido hacerlo ampliando su sistema de etiquetado, huyendo así de la frustrante uniformidad. No hay dos txakolis iguales, así que una sola ‘pegatina’ se quedaba ya más que escasa.
Así pues, al margen de la contraetiqueta genérica ya encuentras otras que incluyen la palabra ‘Berezia’, subrayando en euskera el carácter ‘Especial’ de botellas como G22, el “lías finas” de Gorka Izagirre, y Aretxabaleta, “txakoli de autor” a cargo de Magalarte Zamudio. Concretamente, señala el recurso a crianza sobre lías y fermentación en barrica, consecuencia del potencial de envejecimiento de las uvas hondarrabi zuri y hondarrabi zuri zerratia, cuya acidez bien trabajada procura notables vinos de guarda.
Otras pegatinas se reservan para vinos espumosos (Aparduna), de vendimia tardía (Uztagoiena) y singulares (Aparta). En esta última categoría encuentran cabida aquellos derivados de procesos de elaboración menos habituales, como fermentaciones con pieles, maceraciones carbónicas, fermentaciones espontáneas y procesos oxidativos o reductivos generados por crianzas en diferentes tipos de depósitos (huevos de hormigón, ánforas o tinajas…). También comprende elaboraciones sin presencia de sulfitos añadidos.
Más cambios en Txakoli de Bizkaia
Al margen del nuevo sistema de etiquetado, el renovado reglamento de la Denominación de Origen Txakoli de Bizkaia incluye otras novedades. Una de las más significativas concierne a las variedades de uva autorizadas, pues ya se pueden utilizar sin limitaciones las tintas pinot noir y berdexarie (cabernet franc). ¿Qué blancas están autorizadas con limitaciones? Chardonay, izkiriota (gros manseng), izkiriota ttipia (petit manseng), mune mahatsa (folle blanche), riesling y sauvignon blanc.
Otro anuncio se refiere a la desaparición de la limitación de altura en la plantación de viñedos, establecida hasta hace nada en 400 metros. Asimismo, se reduce el límite de producción de uva por hectárea, fijado ahora en 11.500 kilos para variedades blancas y en 9.500 para tintas.
La Denominación de Origen Bizkaiko Txakolina se creó en 1994, pero la presencia de la vid en su territorio es muy anterior, tanto que se fija en el S.XII el arranque de una viticultura de autoabastecimiento y consumo local. No obstante, el viñedo vizcaíno ha padecido tantas vicisitudes (industrialización, competencia, filoxera…) que estuvo a punto de desaparecer; si en 1891 constaban censadas nada menos que 2.974 hectáreas, en 1970 sólo quedaban 30 inscritas. Los datos de 2020 hablan ya de 426 hectáreas, 191 viticultores, 2.358.757 kilos de uva y 1.557.344 litros de txakoli.
web de la D.O. Bizkaiko Txakolina
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
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