L’Entrecot (Bilbao). 300 gramos de carne exquisita
Sentí buena onda cuando me llegó por mail el anuncio del cupón de oferta de este nuevo restaurante bilbaíno situado enfrente del Guggenheim. Lo compré con intención de consumirlo de inmediato, así lo hice con mi querida amiga La Reina, y ambos salimos encantados. Tanto, que sospechamos que los camareros sabían que éramos enviados especiales y secretos de Don Manuel. Pero, bah, seguro que no, pues trataron con la misma diligencia a todos los comensales de ese miércoles: una familia de padre y dos hijos que pidió menú del día (18 euros con IVA y postre, pero sin bodega), y un caballero solitario que leyó el periódico El Correo mientras hacía justicia a la especialidad de la casa, un entrecot, a 12 euros y con guarnición; lo acompañó con una copa de vino que no sé si apuraría hasta la última gota pues los ojos glaucos, los labios rojos y la afrancesada melena rubia de La Reina acaparaban mi atención.
L’Entrecot es un bar restaurante con tres espacios: primero, la barra del bar con alguna mesa; segundo, el comedorcito interior con un póster de París en un lado y, en el opuesto, un espejo para agrandar el espacio, más dos mesas cuádruples y seis dobles que se pueden juntar (20 comensales caben dentro de este refectorio); y un tercer espacio, la terraza de la acera.
La música comercial ese miércoles estaba alta en L’Entrecot y La Reina identificó una canción de Christina Aguilera. Y esta era la oferta del cupón, publicitado como menú degustación vasco-francés: «Aperitivo: crema de boletus típica francesa. Entrantes: surtido de ibéricos de lomo y jamón de bellota Gran Reserva con denominación de origen; cóctel de centollo con aguacate. Plato Principal (a elegir uno por persona): especialidad de la casa, entrecot con Label Vasco de 300 gr. por persona y con su mítica salsa francesa con patatas fritas caseras y ensalada con frutos secos y piñones, o carrilleras de merluza del Cantábrico en salsa verde. Postre: tiramisú casero 100% receta italiana. Bebida: botella de crianza». Todo por 24,90 euros. Lo leí y me dije: «¡Lo quiero!». Y acerté. Aparte prometía un descuento desde los 69 aurelios hasta los 24,90 finales por persona, y lo supuse exagerado, pero no me importó.
Lo cuento todo de nuevo comentándolo. En L’Entrecot nos trataron de usted, como debe ser. Nos sentamos. Vi que el mantel era desechable, una tira de grueso papel, y los cubiertos estaban envueltos en la servilleta también de papel de calidad. Las copas me gustaron. Y las butacas eran cómodas. Llegó el vino: Montelciego, de Elciego (pueblo que se atisba desde Laguardia, mi pueblo vasco favorito), de 2010 creo recordar, mineral, muy rico, suficientemente sofisticado y a su justa temperatura. A La Reina le encantó.
Primero nos llegó, coquetamente distribuido, el aperitivo, ‘Crema de boletus típica francesa’, que ese día figuraba en el menú de 18 euros sin bebida. La crema olía a guiri, estaba caliente, sabía sabrosa y entraba reconfortante. Hasta comí los cebollinos de adorno. Luego llegó el primer entrante, ‘Surtido de ibéricos de lomo y jamón de bellota Gran Reserva con denominación de origen’, que yo pensaba se colocaría al centro de la mesa, para picar a modo de ración, pero no: arribó servido en raciones individuales, muy visuales y relucientes los cortes, bien ordenados; y si el lomo estaba bueno, el jamón se salía de la tabla por delicado y fino, exquisito y delicioso. No obstante, a Amaia le gustó más el lomo. Después vino el segundo entrante, ‘cóctel de centollo con aguacate’, una suerte de ensaladilla de marisco, servida en copa, con trazas de centollo verdadero. Se ajustaba al vino, a La Reina le agradó, y yo no le vi el misterio al aguacate.
Los amabilísimos camareros nos preguntaron si, como íbamos a compartir los dos principales, deseábamos que llegaran en dos tandas. ¡Claro! Más trabajo para ello, más chic para nosotros. Pensé que así el cupón se convertiría en un menú degustación de seis platos por 25 euritos en Bilbao, postre y bodega incluida. Primero arribaron las ‘Carrilleras de ·del Cantábrico en salsa verde’. La salsa, estupenda, de toma pan y moja, que es lo que hicimos. El camarero nos acercó más pan porque nos había visto «haciendo barquitos». El pescado estaba normal, sin más.
Y después fue el turno de la especialidad que nomina a la casa: ‘Entrecot con Label Vasco de 300 gr. con su mítica salsa francesa con patatas fritas caseras y ensalada con frutos secos y piñones’. Largo nombre para un plato que hacía justicia a lo anunciado. La calidad de la carne, exquisita. La preparación de la misma, troceada y al punto, como la requerimos. La cantidad, inusual en un cupón de oferta: como le dije al camarero, he comido con cupones chuletones de kilo más pequeños que ese entrecot. Las patatas de escolta, buenas. La ensalada de guarnición, aparente empero el exceso de vinagre a la hora de compaginarlo con el vino. La salsa, sabrosa, superior, servida en tacita aparte, pero, como observó el hijo de la familia triple, estaba la carne tan buena que no la necesitaba pues enmascararía el sabor. Yo gocé el entrecot, La Reina también, y el tinto Montelciego adquirió tonalidades de frutos rojos e incluso vainilla. Ese entrecot se publicitaba a la entrada del local en una pizarrilla por 12 euros. En plan plato del día francés, se me ocurre. Se lo recomiendo a cualquiera que lea esto y se pase por ahí.
De postre, además del tiramisú del cupón, nos cantaron otros, creo que los del menú: flan, tartas… y una cosa que me llamó la atención, ‘bering’ o algo así, un postre francés con nata y algo más. Me pareció dulce y curioso, sin más. La Reina aseveró: «Lo mío va a estar mejor». Y sí, no lo discuto: su fina tarta tiramisú estaba muy bien. Aparte del cupón, tomamos un correcto par de cafés cortados en la terracita, a 1,40 cada uno. Al pagar estos cafés La Reina, con un billete de 5 euros, le pedí que dejara las vueltas, 2,20 en total, de propinilla para un cupón de oferta muy bien aprovechado. Yo pensaba dejar un billete de 5, y eso que nunca dejo propina, pero como pagó Amaia…
(sí, suele hacer barquitos con todo tipo de salsas, Óscar Cubillo)
web de L’Entrecot
Alameda Mazarredo, 65; 48001 Bilbao (Bizkaia)
94 694 86 45
Otro más de los licenciados en Ciencias Económicas que pueblan la nómina colaboradora de esta web. Cuando le da por ser comunicativo, manifiesta que publicó el mejor fanzine de rockabilly de España (el Good Rockin’, allá por los 80) y la mejor revista de blues de la Europa Continental (llamada ‘ritmo y blues’, editada de 1995 al 2000). Actualmente junta letras por dinero en el periódico El Correo, por comida en El Diario Vasco, por ego en Lo Que Coma Don Manuel y por contumacia en su propio blog, bautizado ‘Bilbao en Vivo’ y tratante, sobre todo, de conciertos en el Gran Bilbao, ese núcleo poblacional del que espera emigrar cuanto antes. Nunca ha hablado mucho. Hoy día, ni escucha. Hace años que ni lee. Pero de siempre lo que más le ha gustado es comer. Comer más que beber. Y también le agrada ir al cine porque piensa que ahí no hace nada y se está fresquito.
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Magnífica calidad y servicio, precio ajustado, lo recomiendo a todo el mundo.