Blanco y Negro (Bilbao). Modernidad viejuna
Primero, la gente.
Siento aprecio, respeto y un punto de admiración por el cocinero argentino Nacho Apeceche desde que hace una década abandonó Milagros y, junto a César Escuedro, alias Kunta (su socio en la S.L. Sonido Restaurantero), provocó sorpresa y satisfacción con la propuesta original, más allá del nikkei, de Dando la Brasa. Aún hoy un referente de la cocina mestiza. Posteriormente saludé con cierta alegría la cocina desenfadada, nuevamente fusionada y alcahueta de Peso Neto, y el viernes me estrené en Blanco y Negro, su tercer bar restaurante en Bilbao la Vieja. Carlos Macías, que regenta Marzana 16 y El Perro Chico, y Leo Campos son compañeros de correrías de Nacho en este bebedero y comedero que anuncia cocina sencilla, tradicional y «viejuna», por mantener el espíritu, primera premisa, de los antiguos regentes de este clásico de la calle San Francisco.
Por eso Blanco y Negro podría servir de localización a capítulos de ‘Cuéntame’, pues viste sus mesas con hule de cuadros, muestra desconchones y emplata en vajilla vintage, como hace décadas. Y por eso despacha a precios populares ensaladilla rusa (7 euros), callos en salsa vizcaína (de gusto imperfecto, merced a la pugna entre el dulzor y el amargor del choricero), correctos chipirones en su tinta (12), ventresca de bonito (a la brasa, con tomate casero y chutney de cebollines), y peras al vino tinto (5,50), como se ha hecho toda la vida en la capital de la galaxia, hasta el reciente descenso al infierno del cebiche. La calidad, en consecuencia y ampliada con propuestas más modernas, como esos entretenidos huevos de codorniz rebozados en polenta con mahonesa de trufa bajo nido de patata (7), y pintxos de campeonato como la rica oreja de cerdo con patata trufada, falsa yema de huevo (en realidad, patata a la riojana) y espuma de pimentón.
Dos caminos. Dos alternativas. Particularmente, disfruté en mayor medida esa vertiente contemporánea. Aunque, paradoja, tengo ganas de regresar a probar marmitako de bonito (7), pisto a la bilbaína (7), oreja a la plancha (10), «almóndigas» (sic) en salsa (10) y caracoles en salsa vizcaína (7). Primero, la tradición.
Acudiré sin grandes pretensiones, disfrutaré la amabilidad del servicio, volveré a sonreír al ver el futbolín pegado a la pared, acudiré al «vaciador» y contemplaré con más atención las fotos de Jorge Lamas, esos retratos de gente del barrio agrupados en el libro La Palanca. Esa Palanca que, ya escribí a propósito de Peso Neto, fue en su momento un pulmón lúdico de la capital vizcaína donde debieron coincidir comerciantes, paseantes, artistas, músicos, cabareteras, señoritos, mineros, estibadores, hombres y mujeres de moral distraída, txikiteros y limpiabotas, un collage jovial, hedonista, canalla y muy bilbaíno, completamente alejado del foco de depresión, desarraigo, marginalidad y delincuencia en que lo convirtió ese caballo desbocado de desolación y miseria que es la necia droga.
Durante lustros el barrio, a tres pasos de la Gran Vía de Don Diego López de Haro y a sólo un puente del Casco Viejo, se tiñó de oscuridad. Se apagaron las luces de neón, se corrió el maquillaje y la gente de bien se tuvo que acostumbrar a compartir acera con yonkis y traficantes. Los periódicos narraban a diario el carrusel de delitos y faltas, de crímenes y castigos. La lumbre que calentaba la cuchara o el papel de aluminio y el filo de la navaja fueron, en muchos casos, la única guía para muchos desgraciados. Punto y aparte. Gracias, en parte, a emprendedores como Nachito. Larga vida.
(se autoplagia al final del texto, Igor Cubillo)
facebook de restaurante Blanco y Negro
San Francisco, 10; Bilbao (Bizkaia maitea)
94 415 37 45
Periodista especializado en gastronomía y música. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Manager del foro BBVA Bilbao Food Capital, director de la weg Lo Que Coma Don Manuel, responsable de programación gastronómica de Mundaka Festival y responsable de Comunicación en Ja! Bilbao. Aún escribe de música en Kmon y de comida en 7 Caníbales, Gastronosfera, BiFM y Guía Repsol, y la buena gente de eldiario.es cuenta con sus textos coquinarios en distintas ediciones.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ha pasado la mayor parte de su existencia en el suroeste de Londres, donde hace casi 30 años empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para El País, Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree y alguna otra trinchera.
Como los Gallo Corneja, es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Y si es por él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Ah, tiene perfil en Facebook, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF. Se le resisten ciertas palabras y acciones con efe. Él sabrá por qué…
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
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