Nobu San Sebastián. Apuesta por el lujo y la fusión
Carecía San Sebastián hasta hace poco de una oferta hotelera a la altura de ese pasado regio y aristocrático que tanto se exprime a la hora de cantar las bondades de la capital guipuzcoana. Sin embargo, el entrañable María Cristina ha dejado de ser un oasis en una localidad donde las pensiones sacuden como el mejor cuatro estrellas. Primero Akelarre amplió la oferta de cinco astros con una magnífica terraza y los tres macarons de Pedro Subijana como complemento. Luego se sumaron a la terna las habitaciones de Villa Favorita, villa del S.XIX clavada frente a los relojes de La Concha. Y desde agosto de 2023 está haciendo ruido Nobu San Sebastián, que suma otra veintena de deseables habitaciones en el emblemático Paseo de Miraconcha, donde antes estuvieron la centenaria villa Vista Eder y un patio anexo.
Las bondades de su ubicación son incuestionables, asomado al mar Cantábrico y a la icónica bahía de La Concha desde una cierta altura que pone distancia con el bullicio playero. Y a solo cinco minutos del centro, bajando a pie esa popular ‘cuesta del culo’. Además, la atención es exquisita en el hotel restaurante Nobu, no en vano la hospitalidad se valora especialmente en el sector del lujo, y el sitio se antoja idóneo para apretarse en terraza un buen negroni u otro ejemplo de su oferta de coctelería. Cabe valorar los precios nada disuasorios de su carta de vinos (20 euros una botella de txakoli Katxiña, 75 una de champagne Delamotte…) y, cuando se trata de menear el bigote, se disfrutan en mayor medida aquellos pases más limpios y/o sencillos donde la ausencia de aderezo o su ligereza y tino permiten distinguir las bondades del ingrediente principal. Sirvan de ejemplo tartares, sashimis o esa preparación que combina bogavante, guacamole y caviar sobre una salsa chili plena de acidez.
La satisfacción efectivamente decrece cuando el dulzor se impone al despliegue de otros matices (ácido, picante…), también cuando aparecen cocciones y puntos de asado excesivos para el gusto local, y el descalabro definitivo llega cuando, con loable ánimo de abrazar la despensa y las tradiciones vascas, se emplatan kokotxas con arroz crujiente, alcaparras y una salsa que no mejora ninguna forma habitual de degustar el tesoro de la merluza. Pese a la excelente intención, resulta un experimento a todas luces fallido.
También comí rape en tempura con cebolla encurtida y una salsa a base de fruta de la pasión, naranja y ají amarillo. Y cigala escoltada con una especie de vinagreta a base de pimiento del piquillo. Al ponerme en manos el chef, me quedé con ganas de probar más iconos del Nobu clásico, no sólo tataki de salmón con karashi su miso (célebre preparación que incorpora salsa yuzu, puré de ajo, jengibre, cebollino y sésamo), secote bacalao negro de Alaska marinado durante tres días en miso y rib eye con ponzu, setas y cebolla crujiente. ¿Cuáles? Aquellos que han procurado éxito planetario al proyecto (Nobu Hotels) fundado por el cocinero japonés Nobu Matsuhisa, el actor Robert De Niro y el productor cinematrográfico Meir Teper, los que han permitido repartir 55 restaurantes por los cinco continentes y permitirán abrir 20 nuevos hoteles en los próximos cinco años. Cada uno con su restaurante.
Atención en inglés en Nobu San Sebastián
Y, qué quieren que les diga, uno se arregla en inglés aunque no haya estudiado en Buckinghamshire, pero extraña que la amable maître te atienda en ese idioma. Igual que resulta desolador el que a partir de medianoche se suprima por completo la música y sean las conversaciones lejanas del personal y el incómodo y pertinaz zumbido de motores de cámaras frigoríficas y más aparataje lo que dé relevo a los sones de Herb Middleton, Roberto de Castro, Medsound o Rüfüs du Sol.
Así pues, según mi experiencia y al menos en esta primera fase (el restaurante capitaneado por el chef francés Yannick Lohou y el japonés Hideaki Mizushima abrió hace apenas dos meses), se recomienda acudir con suficiente antelación a cenar, hincar el diente a las preparaciones menos enrevesadas o embadurnadas, apostar por su trazo más sencillo y nítido y tener fe en el apartado de postres. A mi paso no falló. No lo hizo la tarta de queso ni un pequeño coulant de chocolate acompañado de helado de té matcha. Y, lo dicho, también merece la pena sacar chispas a esa privilegiada terraza del hotel boutique que amplía la exigua oferta local de coctelería en condiciones. Qué bien que haya abierto Nobu.
web de Nobu Hotel San Sebastián
Paseo de Miraconcha, 32; 20007 Donostia – San Sebastián (Gipuzkoa)
+34 843 99 88 88
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
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