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Resultados de busqueda para vitoria
En Kromatiko emplatan con donaire, sentido y originalidad una fusión sin confusión que reserva espacio en la fotografía al paisaje que les rodea y cobra vuelo con influencias fundamentadas de distintas latitudes.
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Kea Basque Fine Food se consolida en el Top 3 de Vitoria con una ampliación que mantiene la estética original y suma un segundo comedor, otra cocina y un reservado más que apetecible.
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El vizcaíno Mitxel Suárez sigue al frente de la cocina de Borda Berri, un refugio donde se come bien, sustancioso, sabroso y con escasas florituras.
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La última gran apertura en Gasteiz es un escaparate de fusión inteligente y sabrosa con escalas en Tailandia, Corea, Japón, USA, la street food y la magia del kamado.
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Sukalki taberna rompe el tedio vitoriano con una propuesta extensa, sencilla, honesta y sabrosa donde se aprecia el cambio de estación y se apuesta por el producto de proximidad:
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Refinado local dirigido por el chef Iñaki Moya y diseñado por el afamado Javier Mariscal, con cangrejos a modo de lámparas o al revés. Óscar Cubillo repasa su menú gastronómico. Se elevó espiritual y físicamente con el pulpo y los guisantes, y alcanzó el culmen con el pollo de corral.
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Disfrutamos en «la taberna» de El Clarete, un coqueto y cómodo espacio que recupera la barra como elemento clave para acercar al comensal la propuesta gastronómica del local. Producto de temporada bien trabajado en formato ración, acompañado siempre por buen vino.
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La primera vez que, de casualidad matutina, pasé ante su fachada, de proporción estrecha para el fondo que posee el local, intuí que comería ahí. Por precio, propuestas (menú del día, que es lo mío, y cosas que no practico tanto como cazuelitas, combinados, bocadillos, hamburguesas, etcétera) y decoración de pub irlandés.
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(+49 rating, 11 votes)Cargando... En el XII Azkena Rock Festival comí dos días solo. Sendos menús en la Taberna 113, pegada al parque Prado, cerca del recinto festivalero, de mi hotel Silken y de la redacción de El Correo. Comí sendos menús: de entresemana (a 11 euros, IVA y bodega incluidos) y de fin de semana (18 + IVA, pero sin bodega, lo que hay que ver). Comparados ambos, llego a la conclusión de que repetiría entresemana, nunca el finde, cuando la comida fue muy parecida y el precio más del doble. Se cumplió mi teoría de que merece la pena comer en bastantes sitios el menú del día entresemana, pero no así el finde, que se encarece hasta diluirse la relación calidad-precio. Pensaba ir al siguiente bar de esa acera, a Los Guaranís, donde ya comí bien el XI ARF, pero entre que era más caro (12,50 + IVA, frente a 11), que no me gustaba el menú y que en el 113 ponían lengua, pues ya está todo explicado. La Taberna 113 es moderna y está decorada con piedra, madera, cristal, metal, ventanales… Es actual y acogedora, tiene terraza con toldo, botelleros vinateros y un comedor más atractivo que el cerrado de Los Guaranís. El viernes de entresemana había mucha gente mayor respetable y muchas damas (una mesa de 11 charlatanas celebrando un cumpleaños a mi vera), lo cual es garantía de calidad. La música de fondo era mala y comercial, no estaba muy alta, y varias mesas se ocuparon dos veces. Comí leyendo el ABC. De primero había lentejas, ensalada mixta (buena pinta, con mucho bonito arriba) y lo mío: patatas en salsa verde con bacalao. Llegaron quemando demasiado. Ardían. Olían de lejos, estaban ricas, no demasiado densas y el bacalao era potente. Las disfruté y las ingerí con el vino, Iradier, cosechero de Ábalos, 13,5º, rico aunque demasiado frío también, muy oscuro y astringente. De segundo había costilla escoltada por patatas fritas (buena pinta), anchoas rebozadas (sin guarnición pero apetitosas y saludables) y lo mío: lengua....
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(+13 rating, 3 votes)Cargando... perretxiCo es la taberna de marmitaCo, la última aventura de Josean Merino, cocinero autodidacta, Estíbaliz Pérez, su chica, y el resto de su equipo. Así se presenta esta filial del restaurante vitoriano señalado en 2011 como Mejor Barra de Pintxos y Tapas de España, en concurso celebrado en el marco del congreso Lo Mejor de la Gastronomía, en Alicante. El lugar está de moda y, aunque también ofrece menú del día, se ha convertido en un plan A para muchos aficionados a las cenas de picoteo, por lo que no siempre resulta sencillo hacerse un hueco en su mostrador ni en sus mesas. Quedan advertidos. Nosotros esperamos un rato departiendo junto a la barra, mientras tomábamos el pote de rigor y, cuando quedó una mesa libre, nos acomodamos en ella y seleccionamos seis propuestas de su carta de pintxos y raciones. Acudimos inducidos por un muy reputado chef de la capital alavesa, y nos quedamos a medias. Ni nos conquistó, ni nos disgustó del todo. Nos gusta ver trabajar a la gente, nos gustan las cocinas a la vista, y es digno de elogio el esfuerzo en la presentación de las preparaciones, pero, a nivel estrictamente coquinario, el resultado fue muy irregular. Lo mejor de todo fueron los paraguas de queso de cabra y boletus con cebolla confitada en miel (1,95€/ud.), creación de Estíbaliz que solicitan los clientes del marmitaCo desde hace más de diez años. Para elaborarlos, se pochan los hongos picados con cebolla y se añade el queso de cabra a la sartén, creando una especie de crema a la que, posteriormente, se suma miel. La masa resultante se envuelve en el abrigo clásico de los rollitos de primavera (spring roll), dándole forma de cono, se pincha con una brocheta y se fríe. También gustaron los langostinos empanados con cacahuete (8,50€, la ración), para untar en salsa curry. Aceptable resultó el arroz cremoso con pulpo y parmesano (3,50€), que tuvimos que solicitar por dos veces, al habérsele pasado...
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(+44 rating, 9 votes)Cargando... Mi hermano Igor en esta web Don Manuel afirmaba que El Clarete es el mejor restorán de Vitoria, la capital de Euskadi. ¿Mejor que mi favorito Zaldiaran? No puede ser. ¿Mejor que el acreditado Ikea también? Hum… pues podría ser, pero lo dudé al leerlo. O sea, que lo mejor era ir a comer ahí y comprobarlo. Acudimos Carlos y yo entresemana; entramos yo arrastrando mi maleta ruidosa de ruedas y él portando su mochila montañera, nos sentaron sin dilación y amable nos intentó explicar el encargado cómo funcionan en El Clarete. Le interrumpí: «Ya lo sabemos, lo hemos leído en Internet, no queremos el menú del día (plato de cuchara más un par de entrantes y postre, sin bodega por 22 euros; al final, unos 30 lereles por comer alubias, digamos para entendernos) y preferimos probar el menú degustación con bodega» (45 más IVA por un aperitivo, cuatro entrantes, un plato de pescado, un plato de carne y dos postres, más el vino; como avisan en su web: «La cantidad viene a ser como un primero, un segundo y un postre que lo dividimos en formato de medias raciones para conseguir el punto exacto de comer y disfrutar de una cocina tradicional, renovada y actualizada»). Además, en El Clarete a veces no revelan lo que van a traer para comer y aseguran que las propuestas complacerán al comensal. Nosotros comimos con agua (no recuerdo la marca) y vino monovarietal, un garnacha de Casa Primicia, de Laguardia (adonde nos encaminábamos). El encargado, un apasionado de los vinos que los explicaba a las distintas mesas, abrió la botella, olió el corcho y advirtió: «no hemos tenido suerte». El vino estaba húmedo o acorchado. Abrió otra y estaba fenomenal: cosecha 2007, poco color, tono cereza, olor que alegraba, sabor a frambuesa, 14 grados de alcohol bien llevados y producción de 9.796 botellas. Contentos y expectantes, y a la postre casi eufóricos y satisfechos, esto degustamos según se llenaba el comedor con gente chic: personajes televisivos, panaderos artesanos...
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(+25 rating, 5 votes)Cargando... El Clarete me ha conquistado, señoras y señores. Y era complicado que lo hiciera, pues siempre procuro ir a los sitios sin ideas preconcebidas, sin crearme espectativas, para ahorrarme el riesgo de no verlas satisfechas. Y en este caso el listón estaba muy alto, pues llevo más de uno, más de dos y más de tres años escuchando a Zuloko decir que es el mejor restorán de Vitoria – Gasteiz, donde se hace la ley. Pues bien, por fin acomodé mis posaderas en una de sus sillas y la sensación de placidez y satisfacción va a ser complicado describirla y transmitirla en este texto. Aunque lo intentaré. De entrada, tras su austera fachada, me encontré con un espacio acogedor, grato por su sencillez, no te asalta. Elegante, sin necesidad de forrar todo en madera y cortinones. Contemporáneo, sin hacerte sentir en una especie de estación espacial. Y tranquilo, con mucho espacio entre mesas, lo que da la sensación de que ese día han abierto sólo para ti, aunque haya más comensales. Y la bienvenida nos la dio Patxi Fernández de Retana, un profesional que merece un capítulo aparte. No obstante, me limitaré a decir que es amable, cortés y un auténtico apasionado del vino al que dio gusto escuchar cómo explicaba la historia del caldo que solicitamos, sabiendo que era de Artuke, una bodega de la cual también apreciamos su Pies negros. Admiro esa pasión por el trabajo, por el oficio, por el producto, y su capacidad y disposición a compartirla. Al escuchar su completa descripción del vino Finca de los Locos, de sus características visuales y organolépticas, y también de su etimología, parecía que uno ya saboreaba la primera copa. Un vinazo, dicho sea de paso. La primera impresión fue, así, sobresaliente. Quedaba probar lo que sale de su cocina… Lo primero que hay que saber es que han retirado la carta, y ofrecen un menú degustación a 49,50 €, bodega incluida (100% garnacha, Bodegas Primicia, de Laguardia), y...
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