Inicio >>
Contenidos Etiquetados "Los Angeles"
Sidrería El Almacén era eso, un antiguo almacén fuera del meollo llanisco, pero eso le da más encanto; el pasear por las calles empedradas y fuera del lío, comer alguna de sus especialidades, que no son muchas, pero que siempre están perfectas de punto y sazón.
leer más
En el Jornu son especialmente buenos con el pescado salvaje del Cantábrico. En ese campo no tienen nadie que les haga sombra en kilómetros a la redonda. Lo saben y se sabe.
leer más
El bueno de Tsustas nos recuerda que en los años setenta hubo en Los Ángeles, California, un grupo llamado Bread (Pan).
leer más
Si es usted de los que se dejan asesorar, háganos caso. O, al menos, tome nota. Cuanto esté en Vitoria-Gasteiz, en el barrio de Lakua, llegue la hora de comer y tenga en mente comer un menú del día, sin experimentos ni grandes dispendios, sobrado de calidad y contenido de precio, pruebe con la Sidrería Restaurante El Horreo. Con ‘El Asturiano’, vamos. La nave se ubica en el recinto del Centro Asturiano Covadonga, junto al centro andaluz y el gallego (sí parece un parque temático), junto a la explanada del mercadillo de los miércoles, y es uno de nuestros restaurantes económicos de cabecera. Sabemos que allí la oferta es amplia y las raciones generosas. El cocido denso y la carrillera tierna. También tiene fama el churrasco, al arroz a la cubana lo preparan al gusto del exigente Dicky y el acabado del conjunto (sea paella, guisantes, pescado o pato) raya con lo casero. Los camareros no dan mucha conversación, pues vuelan de mesa en mesa sabedores de que después de usted llegará otro cliente que ocupará su asiento, pero ese detalle se olvida con otro culín de sidra natural asturiana servida con un escanciador automático que en su versión portátil adquiere la forma de un muñeco parecido a Manolo Preciado. Y un poco a Miguel Ángel Revilla. Golpeas su cabeza y procura otro chorro de oro líquido. Y eso alegra cualquier comida. El Horreo (a.k.a. Centro Asturiano) C/ Julián de Arrese, 1, 01010 Vitoria-Gasteiz 945 20 43 57 Igor CubilloPeriodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y...
leer más
Ese es el título de la cosa, de carbones y brasas iba la noche. Repetimos visita al Kurding Club, un lugar de encuentro de caballeros (y damas) aficionados al buen comer, a la charla reposada y también a los caldos excelentes que maridan con comidas bien resueltas. Un club social sito en el Bascook y al que sólo se puede acudir por invitación de alguno de sus socios. El Kurding Club es el sitio perfecto para encontrar a gentes interesantes, para charlar, para intrigar o simplemente para sentarse arropado por los acordes de un cuarteto de jazz y dejarse llevar. Nosotros, doy fe, nos dejamos llevar y muy bien. [slideshow] Comenzamos con el Taco de pan de maíz al carbón con aceite virgen. Pocas cosas dan más satisfacción que un buen pan, ese pan que ya no se encuentra y que Aitor nos está rescatando en una labor de arqueología gastronómica. Creo, no puedo afirmarlo, que Bai Elizegi nos dará pronto noticias importantes en este negociado. Estamos a la espera, pero seguro que lo que salga será para bien. Tras el reposo llegó el Carpaccio de ¿ternera? al carbón. Delicioso, crujiente, con una cama de ensalada perfecta y llena de contrastes. Zior brillaba y la conversación se animaba. Buen comienzo. Mientras esto pasaba, trasegábamos con moderación Ars Romántica, un vino pegado a la tierra. Me gustan los Riberas de Duero. He pateado demasiado esa zona, campos, verdes y ocres, paisajes y paisanaje para que nada de lo Ribero me sea indiferente. Después la gran sorpresa, lo más erótico de la cena. Si nos preguntan si nos gustan las almejas o los caracoles, lo siento, nuestra opción serán siempre los bivalvos. Los metimos en la boca, los desprendimos sutilmente con la lengua, los retuvimos un segundo y como un fluido cálido pasó por nuestra garganta esa carne tibia impregnada de yodos y aromas. Podía haber bastado con eso, pero no, todavía teníamos energía para soportar mucho más. El cambio de tercio lo marcó el Ars...
leer más
Comenta, que algo queda