Peso Neto (Bilbao). Cocina desenfadada, mestiza y alcahueta
No sé bien qué carajo es concretamente la “cocina alcahueta” que anuncia Peso Neto (¿será un guiño a la tradicional presencia de meretrices en la zona?), pero sí celebro que enriquezca la oferta gastronómica de ese barrio en permanente proceso de rehabilitación que es Bilbao la Vieja. La Palanca fue en su momento un pulmón lúdico de la capital vizcaína donde debieron coincidir comerciantes, paseantes, artistas, músicos, cabareteras, señoritos, mineros, estibadores, hombres y mujeres de moral distraída, txikiteros y limpiabotas, un collage jovial, hedonista, canalla y muy bilbaíno, completamente alejado del foco de depresión, desarraigo, marginalidad y delincuencia en que lo convirtió ese caballo desbocado de desolación y miseria que es la necia droga. Durante lustros el barrio, a tres pasos de la Gran Vía de Don Diego López de Haro y a sólo un puente del Casco Viejo, se tiñó de oscuridad. Se apagaron las luces de neón, se corrió el maquillaje y la gente de bien se tuvo que acostumbrar a compartir acera con yonkis y traficantes. Los periódicos narraban a diario el carrusel de delitos y faltas, de crímenes y castigos. La lumbre que calentaba la cuchara o el papel de aluminio y el filo de la navaja fueron, en muchos casos, la única guía para muchos desgraciados. Punto y aparte.
Efectivamente, ni punto final ni “Continuará”, porque la alegría ha vuelto, con reservas, al barrio gracias al declive de la heroína y a la iniciativa de muchos emprendedores que quieren convertirlo en el Soho del Botxo, con su amor por las bellas artes y su estética hipster. Bilbao la Vieja no es Disneylandia, pero ya se puede pasear con tranquilidad por la parte baja y comprobar las bondades de una oferta gastronómica rica y variada que incluye restaurantes gastronómicos con estrella Michelin (Mina), exponentes de la fusión más atinada (Dando la Brasa), estupendos menús del día (Ágape), clásicos de la villa (El Churrasco), lugares que se preocupan por el café y la cerveza (Bihotz), muchos bares ‘de barrio’… Y la cocina alcahueta de Peso Neto, claro, un proyecto en el cual andan enredados desde hace un año los responsables de Dando la Brasa. Toda una garantía.
La carta de este “comedero y bebedero” se divide en Picaditas, ¡Primeros!, ¡Segundos! y postres, y entresemana, a mediodía, se puede escoger un primero, un segundo, un postre y una bebida (copa de vino, cerveza…) por 13€, pan incluido. Una excelente opción, esa fórmula que permite escoger entre casi el 85% de la carta, para descubrir una propuesta mestiza que también tiende puentes con Asia y América al vestir productos y recetas tradicionales locales con katsuobushi, salsa chipotle, algas, sake, tobiko, humos, filamentos de chile, quinoa, hojas de lima, jengibre, ajo negro, huitlacoche, curry verde…
Así, uno se puede componer un menú consistente, por ejemplo, en marmitako de atún rojo y tostadas embarradas con filamentos de chile (8,50€ en carta); bacalao confitado en limón con cremoso de puerro y garbanzos y crujientes de espinaca (14€); y risotto de leche con cardamomo y tierra de pistachos (5€). Y habrá quien prefiera rissotto de shiitakes y gambas con alga tosaka, sake y huevas de pez volador (8,90€); hamburguesa vegetal sobre pan de pita integral, con all i oli de alcaparras, escabechada de lombarda y cebolla roja, más papines (10€); y mousse de tiramisú con caviar de café y amaretto (5,50€). Ahí lo dejo.
Fuera de las opciones de menú quedan atún rojo marinado con escabeche de manzana verde, hinojo y curry verde (14€); carrilleras de ternera con salsa choco-café, manzana caramelizada y jengibre (13€); y ganache de chocolate belga (6,50€). Más muestras de comida rica, diferente, atrevida, bien concebida y supongo que alcahueta, que se disfruta doblemente en un local de estética hipster donde las lámparas son contraventanas suspendidas y en las que tarros de conserva hacen las veces de tulipa. Creatividad en el interiorismo y en el plato. Hipster, he dicho… Gafas de pasta… con las de Ruper basta.
(Igor Cubillo)
Peso Neto
San Francisco, 1; 48003 Bilbao (Bizkaia)
94 436 01 90
Detalles de la decoración de Peso Neto, en Bilbao la Vieja (foto: Cuchillo)
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
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