La Barraca (Bilbao). Cómo gastar 42€ en un arrocito

Vaya por delante que no seré yo quien desaconseje La Barraca, un restaurante consolidado que ha adaptado la preparación de los arroces al gusto bilbaíno
leer másVaya por delante que no seré yo quien desaconseje La Barraca, un restaurante consolidado que ha adaptado la preparación de los arroces al gusto bilbaíno
leer más(+25 rating, 5 votes)Cargando... Qué quieren que les diga, casi me avergüenza confesarlo, pero hace unas semanas acudí a un restaurante sabedor, de antemano, de que iba a pagar nada menos que 20€ por una ración de paella. Y no se trataba de ningún templo levantino del arroz; no era Paco Gandia, en Pinoso, ni La Sirena, en Petrer. Ni mucho menos. Se trataba del restorán del Gran Hotel Puente Colgante, un austero refectorio al que acudí sin oponer gran resistencia, en parte con la vaga esperanza de paladear una paella realmente excepcional, y en mayor medida porque se trataba de una comida de buenos amigos, y en esos casos, ya se sabe, o uno asume la organización, o calla y paga. El caso es que, como ya imaginarán, lo servido no compensaba lo desembolsado. De hecho, se cumplieron mis peores pronósticos, pues la paella «de pescado y marisco» resultó ser poco más que un arroz prácticamente blanco, fehacientemente deslavazado y poco gustoso. No parecía haberse cocinado en un fondo sustancioso; más bien, la apariencia era la de un arroz hecho aparte e incorporado, posteriormente, a un caldillo insípido. Le sumamos una pizca de verde, otra de rojo, unos escasos y minúsculos trozos de pescado, un puñado de langostinos, y santas pascuas. Dos langostinos por cabeza, para ser más preciso. Ni el gusto, ni la textura, ni la apariencia, ni el gasto en materia prima justificaban tamaño desembolso. 20€ (220, los 11 comensales), recuerden, a los que había que sumar otro puñado si se quería comer con vino (como es costumbre) y cerrar el almuerzo con postre, aunque fuera compartido (nueve para once personas). Un dislate, la enésima prueba de que nos la metieron con el euro. ¿Que no? ¿Saben cuánto pagamos por tres litros de agua? 9 euros. 1.500 de las antiguas pesetas. Han leído bien. También regamos el amago de paella con Sierra Cantabria crianza (13,50€), un caldo cumplidor, dotado de regularidad, que acostumbramos a pedir cuando lo vemos en los bares....
leer más(+25 rating, 6 votes)Cargando... Uno, que es viajero prudente, trata de documentarse antes de ir a los sitios y, si se trata de averiguar dónde encontrar avituallamiento del bueno, evitando la ruina por una parte y la decepción por la otra, sabe que tiene dos opciones posibles: encomendarse a los astros con la esperanza de que éstos le sean propicios, o bien consultar a sus oráculos de cabecera que, en este caso, no pueden ser otros que la cúpula de los Manueles. Así, pedimos consejo al gran Maestre Cuchillo antes de emprender nuestro reciente viaje a la comunidad valenciana y, entre otros consejos, me facilitó una dirección para comer “arrós” del de verdad; algo que en principio parece tarea fácil en un territorio donde el cereal es la gran súper estrella, pero no lo es tanto cuando te tienes que enfrentar a elegir entre los cientos de restaurantes, terrazas y chiringuitos en los que la oferta se basa precisamente en la amplia variedad de formatos en los que se puede degustar un arroz valenciano (paella, a banda, negro, al horno, con marisco, caldosos…); y donde, créanme, no es oro todo lo que reluce. Hace ahora diez años, ya tuvimos una primera experiencia más que reveladora en Casa Salvador (El Estany, Cullera) donde, sin duda, degustamos el mejor arroz a banda que he probado hasta la fecha. Y cuya visita les recomiendo a todos, sin el menor género de dudas. En esta ocasión no queríamos desplazarnos tanto (Cullera viene a estar a 45 minutos de Valencia, nuestro punto de partida) y estaba convencido de que sin salir del espectacular Parque Nacional de la Albufera, cuna de los mejores cultivos arroceros de la provincia, tenía que haber un restaurante que estuviera a la altura o, cuanto menos, no defraudara. Una segunda premisa era dar con un lugar que no se nos fuera demasiado de presupuesto ya que, viajando con dos churumbeles, uno tiene que mirar también por la cosa pecuniaria, que no todo va a ser...
leer másEl Chiringuito de la Playa de Toranda en Niembro (Conceyu de Llanes) es un restaurante efímero del que sólo puedes disfrutar en los meses de verano. Aquí puedes comer una paella de marisco bastante prestosa y disfrutar de las vistas a una de las playas más bellas del Mundo Mundial.
leer másJosele Santiago canta venganzas gastronómicas y otros usos de las ollas en ‘La paella’, tema que aparecía ya en ‘Ferpectamente’, primer álbum de su añorada banda, Los Enemigos.
leer másRestaurante Astuy, en Hotel Astuy, complejo turístico sito en primera fila del paseo, un amplio restorán frecuentado todo el año, una marca famoseta por sus viveros de marisco.
leer másMuy esporádicamente acudimos por vagancia al bar-restaurante La Trainera, para no hacer recados ni fregar. Generalmente dudamos, pero al final entramos y salimos tan campantes.
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