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Publicaciones por Cuchillo
La Foca Nicanora estuvo considerada durante años una buena pizzería. Superior. Muy superior a franquicias como Telepizza, Pizza Hut y Domino’s, por supuesto. Incluso las suyas fueron señaladas con frecuencia como las mejores pizzas de la villa.
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En el Txiki lo suyo es beber su sidra de grifo y acompañarla con el pintxo de seta sobre lonchita de jamón y pan, cubierta de fino refrito de ajo y perejil.
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Pues eso, que Surfin’ Bichos le cantó a la comida china. Seguro que estos versos de Fernando Alfaro no han sentado al Partido Popular tan mal como esos otros tuits en los que el líder del conjunto albaceteño decía que «El ministro de economía tiene voz de listo y cara de tonto». Se refería a «Montonto, digo Tontoro, digo Montoro», señalado por el artista como «el muñeco cenizo de los Teleñecos». Escoció tanto que el partido de derechas pidió la suspensión de alguno de sus conciertos. País. (Cuchillo) CuchilloEs el pequeño de los Cubillo Brothers. Nació en 1991, en el mismo Bilbao, es más de salado que de dulce y acostumbra a disociar, con lo cual cambia de apariencia física con frecuencia. Como Robert de Niro antes de rodar Toro Salvaje, pero a lo tonto, por la cara. Él es más de toro tataki. Aprendió pronto que Dow Jones no es un cantante, le incomoda la fama de criticón, pues siempre ha sentido simpatía por el débil, y una máxima guía su proceder: «más vale que zozobre, que no que zofarte…». Católico practicante, que no celebrante, en su bautizo el párroco ofició vestido de Elvis, cantó himnos y salmos, y entonó el ‘Burning Love’. Vio la luz el día que se fotografió con Ferran Adrià y el de L’Hospitalet de Llobregat le puso una mano sobre el hombro al tiempo que decía: «Cuchillo, la gastronomía es el nuevo rock and roll». Amén....
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Antes pensaba que del cerdo me gusta todo, incluso sus andares. Ahora estoy convencido de que del cochino me gusta todo todito todo, salvo las manos de Collado Hnos.
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(+27 rating, 6 votes)Cargando... Aquellos que la han probado, dicen que la carne humana tiene un sabor dulzón, similar al de la carne de burro joven o la de cabrito. Las dos comparaciones, no cabe duda, nos dejan, como especie, en muy mal lugar. Imagino que esas referencias serán de cuando el ser humano comía cosas naturales y no de nuestra época en la que todos estamos hipermedicados y, nuestro organismo, lleno de productos tóxicos. Váyase usted a comer un foie hecho con el hígado de un paciente forrado de boticas contra el colesterol o el de un adicto a la comida basura. Me imagino que la cosa, de saber, sabrá bastante rara, por no decir muy mal. La antropofagia es una de las últimas fronteras culturales que le quedan al ser humano y, cuando periódicamente se publica la noticia de un caníbal que trocea y se come a su víctima, la fascinación mezclada con el horror hacen que se convierta en gacetilla popular. Hasta que llega el siguiente caníbal para quitarle el protagonismo. El homo sapiens, dicen los antropólogos, debe su capacidad cerebral y su ¿inteligencia? a la ingesta de carroña. Ese plus energético que proporciona la carne se convirtió en la gasolina que necesitaba el cerebro de los homínidos para pasar al género sapiens. La caza y la carroña, el hecho de colaborar para conseguir esa dieta premium, nos hizo hombres, pero también nuestra dieta, al parecer, sirvió para hacernos más agresivos. Somos monos asesinos porque, desde los albores de los tiempos, en nuestra dieta han participado, de manera involuntaria, los vencidos en las reyertas tribales, los débiles, los enfermos y, en épocas de escasez, todo el que pasaba por allí y tenía un tendón que rebanar o un muslo que trocear. En todo caso, nuestros tatatarabuelos no debieron cebarse con su parentela en exceso ya que, como prueba viva, aquí estamos su descendencia para contarlo. Otros que se emplearon con apetito a comer a sus congéneres no tuvieron la misma suerte....
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En Vitoria ya estaban un poco más cerca del país del sol naciente, de su cultura, antes del cataclismo de Fukushima. Desde que abrió sus puertas el restaurante Ginza
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Si por algo merece la pena una visita al barrio de Romo, es por degustar esos dulces con su costra de azúcar, su interior dorado, su envidiable ternura y su aroma indescriptible a dulce mantequilla y un nosequé que quita el sentío.
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Ya está aquí septiembRe. RecoRdad que ya es hoRa de comeR algo de cascaRilla. HombRes sabios. TomaRemos la cetaRea. AboRdaRemos el vivero. Viva el maRisco. Viva.
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(+15 rating, 4 votes)Cargando... En una mesa se organizó un buen debate. ¿Cuál es el mejor restaurante para llevarse un bendito pescado a la boca en Uribe Kosta? Rápidamente surgieron tres nombres: Zabala (Asador El Puerto), en el Puerto Viejo de Getxo; Itxas Gane, en Barrika; y Ondartxape, en Astondo. A ver si es verdad. Aterrizamos en el Itxas Gane un miércoles, el día más caluroso de la primavera, y lo encontramos repleto, a rebosar. Una sorpresa para nosotros, pero también para la regencia y el servicio del local. Una pega, en muchos sentidos, pero una ventaja a la hora de contrastar algo de lo que ya estábamos avisados: la frecuente presencia de VIPs en su comedor, pese a la austeridad de su diseño y su decoración. Al fondo, en las tres únicas mesas asomadas a los ventanales con vistas al Cantábrico, se repartían mi ídolo de la Democracia, nuestra primera dama, el ex futbolista Josu Urrutia, el periodista estrella Igor Cubillo y el televisivo Patxi Alonso. Casi nada al aparato, oíga. La gran pega fue el citado aluvión de gente, sorprendente al tratarse de un día de labor. Así, casi agotada la despensa, de su loado repertorio de pescados salvajes, sólo se nos ofreció lubina, dorada y mojarra, nuestra dieta habitual del fin de semana, dada nuestra proximidad a Pescadería Antonio. Lástima. Albariño, txangurro y lubina Tras dar los primeros empujones a una botella de albariño Fillaboa, bien rica, atacamos unos txipirones a la plancha. No fueron los mejores que hemos comido. Y tampoco los peores. Sin más, como dice la chavalería. Luego, el txangurro al horno nos confirmó que preferimos el marisco tal cual, cocido o braseado. Desnudo, desprovisto de guarniciones y otros aderezos o acompañamientos que únicamente aportan complejidad a su preparación. Pero estuvo bien, no me malinterpreten. Luego llegó la lubina, desespinada, convenientemente domada y bien sabrosa. Sin pega, como no puede ser de otra manera, siendo tasada en 44 euros. Y del postre no me acuerdo. Será la edad....
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¿A qué obedecerá su desagradable textura pastosa? ¿Exclusivamente a la goma xantana? ¿O también tendrá algo que ver el recurso a emulsionante (“ésteres mono y diacetiltartáricos de mono y diglicéridos de ácidos grasos alimentarios”)?
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