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Publicaciones por Cuchillo
Los miembros de una de nuestras bandas favoritas, la sueca Hellacopters, se transforman en melenudas porciones de pizza en el clip de ‘I’m in the band’, tema del disco ‘Rock & roll is dead’ incluido como canción extra en el videojuego Guitar Hero III.
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¿Qué venden en una pizzería? Pizzas. ¿Alguien lo duda? Pongamos un cartel. O mejor una porción gigante. Pizza Via, la mejor pizzería de Bilbao según Inés Jauregi, lo ha colocado en plena vía de la villa.
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Primer motivo de insatisfacción con el sándwich de «bonito y pimiento» de Bocadis: el atún sólo ocupaba 8 cm2 sobre una superficie total de 120.
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Estrenamos aquí Cocina para vagonetas, una sección que, ya lo estoy viendo, terminará compitiendo con las guarrindongadas del cocinero David de Jorge. Y la estrenamos con una creación de Begotxu que Eneritz ha bautizado como sandwich «Lomero».
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Nos hemos decantado por este vídeo de Pulp para ver a Jarvis Cocker atrapado en un carrito de la compra, aludiendo al ron con Coca-Cola y paseado entre lineales abarrotados de productos de la marca Pulp.
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Pizzería Da Vinci es enorme, blanco y abovedado, con pequeñas cavas, bustos que quieren recordar a la antigua civilización romana y dibujos tipo carboncillo del ilustrador local Mintxo Cemillán.
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Este simpaticón, que nos recuerda a un defensa tirolés del Athletic Club de Bilbao, saluda a cuantos acuden a degustar comida germánica al Ein Prosit Bilbao, el restaurante de la familia Thate.
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Donostia enamora. De hecho, tengo grandes recuerdos asociados con el extrarradio de Bilbao. Allí he visto dos veces a Dios (sí, a Bob Dylan), en una abarrotada playa y en un despoblado velódromo. Soy de la partida de futboleros que llenó por primera vez el estadio de Anoeta, para contemplar un Athletic – Sevilla. Aún recuerdo el bikini con barras y estrellas que lucían las coristas de James Brown en La Trini. Y la sobredosis de kokotxas del Ibai. Y la verbenilla de BB King. Y lo estúpido que puede ser un cámarero de La Mejillonera. Y la vista de Santa Clara acodado en la barandilla de La Concha. Y las visitas a mi tío vegetariano de Amara. Y la silueta de Igeldo al despertar en una cama que no era la mía. Y a Kortabarria e Iribar portando la ikurriña en Atocha. Y mi primer sandwich de Kebab de Gaurko Catering. Todo un descubrimiento, oigan. Uno sabe de qué habla, pues es un currela y más de una vez se ha tenido que apañar, a la hora de comer, con un sandwich de máquina. A regañadientes, porque, no nos engañemos, la mayoría de la oferta del sector es monótona, aburrida, y su ingesta generadora de remordimientos. Aunque la gente, normalmente, no lo exterioriza, no protesta ni se lía a mamporros con la maquinaria; apechuga y se contenta con meter masa al estómago, para salir del paso. Siempre que le cueste poco dinero alcanzar la anhelada sensación de saciedad, parece que le da igual meterse entre pecho y espalda un sandwich manifiestamente seco, rácano en ingredientes o pringoso. No en vano, me temo que los más reclamados son los que van bien servidos de salsas, para dar una falsa sensación de jugosidad que termina embadurnando nuestro paladar y encharcando nuestro buche. Qué negativo, ¿no? ¿Creen que lo veo todo negro? Pues no, porque el menda recuperó la fe en las máquinas expendedoras el mismo día que probó por vez primera el referido kebab. ¿Qué...
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Si paro en Porto do Son (A Coruña), invitado por la espléndida familia Camino, no puedo pasar sin tomarme al menos un café irlandés en el Café Bar Acuario.
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«Hasta la noche me da la razón, porque me gustan las cerezas, me gustas tú». Este es uno de los estribillos más recordados del primer álbum de Los Ronaldos, fechado en 1987
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El penúltimo ejemplo de expectativas no satisfechas vitorianas lo viví recientemente en el restorán de Iñaki Rodaballo, donde entré ilusionado, con muchas ganas, y salí con cierta sensación de vacío.
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Brasa Y Leña, una brazilian steakhouse que se promociona con tan pomposa prosa, aunque luego es otra cosa… En primer lugar, porque confío en que la tradición culinaria brasileña tenga mucho mas que ofrecer.
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