Inicio >>
Contenidos Etiquetados "Laguardia"
(+15 rating, 3 votes)Cargando... ¿Qué me gusta más, beber vino o viajar? Beber no está del todo bien considerado, así que, aunque nunca como entre bebidas, mentiré y diré que prefiero hacer turismo. Aunque recuerdo un viaje a México haciendo la conga en la cubierta de un barco y bebiendo txupitos de tequila rosado… Qué narices, me gusta más libar buen vino. Y, ya, la releche es poder conocer nuevos lugares al tiempo que descubres caldos, visitas bodegas y jamas como un señor. Eso es posible hacerlo en Rioja Alavesa, un territorio entregado al cultivo de la uva. Por eso no es de extrañar que Laguardia, una de sus principales poblaciones y, por otra parte, el pueblo más bonito de Álava, acoja un interesante encuentro de enoturismo. El Centro Temático del Vino Villa Lucía, de dicha localidad, acogió, los días 14 y 15 de noviembre (ejem, si, han leído bien), la tercera edición del referido III Foro de Comunicación Enoturística, e hicimos un poder para acudir al mismo. El día 14 madrugamos más de lo deseado, arrancamos el motor, cargamos un puñado de discos de Quique González y nos dirigimos allí. Siempre recordaré, por su espectacular belleza, el ramo final del recorrido, entre viñedos teñidos de colores vivos, cubiertos de hojas granates, anaranjadas, verdes y amarillas, un cromatismo fascinante que pronto fue barrido por vientos y heladas. Una imagen grabada en la memoria, un recuerdo imborrable, una estampa más que recomendable, necesaria. Al llegar, me acredité, me reconfortó la sonrisa de la chica de información al pronunciar (yo) Lo Que Coma Don Manuel, y escuché a los políticos de rigor referirse a las bondades de Rioja Alavesa y de la gastronomía vasca. Los minutos de la basura, en jerga deportiva. Pronto fueron periodistas, blogueros, técnicos de la Administración, abogados y más políticos los que ocuparon el escenario. Rompió el hielo Pau Morata (director adjunto de la revista Incentives&Meetings), quien recordó los tiempos en los que se ganaba un dinero como vendimiador y señaló, alborozado,...
leer más
Guria Bistrot, un espacio habilitado junto a la barra, pero con la mayoría de sus plazas a resguardo de miradas indiscretas, dispone de una carta con precios terrenales y de menú del día.
leer más
El único temor era que las raciones fueran demasiado escuetas, pero no se cumplió. Trataron con deferencia y sin excesos de confianza en asador El Abra y cambiaron los cubiertos en cada plato como el rigor manda.
leer más
El comedor principal de Las Cigüeñas se abre amplio, con paredes de piedra y partes pintadas en rojo, aparadores rústicos, vigas en el techo del que cuelgan lámparas de tulipas, botellas de vinos viejos de adorno y música de fondo.
leer más
En el Hiruko, un bar muy cool con la gruesa puerta de entrada como única abertura al exterior, ofrecen raciones, bocatas, pinchos, vinos variados riojanos y ‘buenos gin tonics’, como los anuncian en una pizarra en la calle.
leer más
Muy bonito es el restaurante Tellagorri, sito en el cogollito del poteo de Algorta, cerca de los bares y también restoranes Piper’s, Ugartena y Boga, éste último muy influido por el Tellagorri. Ubicado en un antañón caserón de piedra, el Tellagorri ofrece molona y solicitada terracita (atestada en estío, sí), bar bien puesto, servido y provisto (vinos anunciados en una pizarrita, pinchos variados, raciones de anchoas y champiñones, un caldo que un día me resucitó de una resaca mortal, etc.) y comedor subiendo la escalera. Un comedor tan precioso como revelan sin trampa ni cartón las fotos de su cuidada web. Un comedor coqueto con vigas y techo de madera, piedras en la pared, bonitas ventanas, espacios pintados en rojo, agradable mantelería, buena disposición de las mesas, clientela educada que no habla alto y a menudo muy mayor, y ninguna música de fondo, lo cual contribuye a la serenidad general del ambiente. Algunos cocineros recomiendan encarecida y públicamente los pescados del Tellagorri (a menudo en piezas de kilo para dos raciones) y no pocos clientes avalan su chuletón. Los del Tellagorri en su web escriben que hacen cocina tradicional con toques actuales, pero no sé, yo diría que su éxito se halla en el producto, diversos exotismos en los platos y la cuidada elaboración, todo al servicio de un papeo clásico pero puesto al día. Hacía mucho que no íbamos a comer ahí. En Carnaval nos animamos a su menú del día: 14 lereles, IVA incluido, con vino riojano y propuesta culinaria de luengos bautismos en los platos pero hondos sabores. Era miércoles y el comedor se llenó y muchas mesas doblaron su utilidad. Las atendía un chico dicharachero, raudo y cómplice, de afabilidad descarada y echada p’alante, un tipo charlatán y suelto infectado por el síndrome Mario Vaquerizo y que a La Txurri le cayó muy bien. Ese miércoles había cuatro entrantes en el menú: ensalada con lascas de idiazábal, piquillos y vinagreta de nuez y más cosas que ni recuerdo ni apunté...
leer más
Aunque es el mejor negocio restaurador de Laguardia, como se halla extramuros, al margen del cogollito turístico-hostelero-comercial, Amelibia a veces se llena y a veces está semivacío.
leer más
El restaurante de Héctor Oribe, cocinero fogueado en el Ikea, el Karlos Arguiñano o el Arzak, anuncia «una cocina actual, de temporada, pero sin dejar de lado la cocina tradicional».
leer más
Comenta, que algo queda