Inicio >>
Contenidos Etiquetados "Oscar Cubillo"
El comedor es poco cool y, por la mantelería de hilo, se intuía que el local ha vivido mejores tiempos, pero Óscar Cubillo regresaría a este Hospedaje Bar Restaurante cántabro sólo por su lechazo.
leer más
Óscar Cubillo escribe del menú diario del Café Iruña, hipercéntrico local bilbaíno de 300 metros de planta establecido en 1903 y generalmente lleno, plagado de turistas y de nativos.
leer más
A Óscar Cubillo todo le pareció muy bien en este restaurante marisqueira: comida, bebidas, precio, entorno, compañía, servicio, vistas y terraza.
leer más
(+65 rating, 13 votes)Cargando... Me apenó el cierre del restaurante Tellagorri, sito en el centro de Algorta. A menudo miraba en su web el menú del día y me relamía imaginando salsas, colores, sabores… Tras cinco años ahí, los que lo dirigían no llegaron a un acuerdo de renovación del alquiler con los dueños del caserón y debieron buscarse las alubias en otra parte. Ahora el caserón está de obras y un cartel advierte que se atiende temporalmente en el cercano bar restaurante Boga, otro sitio molón pero menos. Un día mi hermano Igor, rector de esta web, me transmitió las siguientes indicaciones: «¿No andas mucho por Plentzia y por ahí? Me han contado que los del Tellagorri han abierto un restaurante que se llama Las Palmeras. ¡Entérate!». Y un día que mi cuñada María, desde Madrid, buscaba un local bueno y barato por esa verde y costera zona vizcaína, para celebrar un cumpleaños entre seis personas, en la Red se topó con que la comunidad virtual ponía de maravilla a Las Palmeras. «¿Lo conoces?», me preguntó. «No, pero me han hablado bien de él. ¡Reserva!». Telefoneó María y, por mail, le mandaron el apetitoso menú degustación de ese fin de semana; seis propuestas más bodega con estas instrucciones: «Agua. Tinto crianza DO Rioja, blanco DO Rueda, rosado DO Rioja o DO navarra (1 bot x 2 personas). 30,00 €, 10% IVA incluido». ¿A que apetece? Las Palmeras se alza en la carretera Urduliz-Plentzia, en la vía interior, la que discurre entre curvas y bosque. Como quien dice, sólo se puede llegar en coche. Nosotros casi nos perdemos, porque desde el local nos explicaron mal el trayecto, pero el sexto sentido de mi esposa hizo que llegáramos bien. Aparcamos en su parking, donde se alzan las palmeras, y cruzando la barra corta del bar con pinchos entramos en el comedor, para unas 20 personas. Sonaban los Rolling, mi suegra y mi cuñada pidieron que bajaran el volumen y lo hicieron. No se va a...
leer más
(+49 rating, 12 votes)Cargando... Cuando se publicó el molón post de la sidrería El Bodegón, esa tan exitosa y populosa de Llanes, recibí un mail del amigo Jonbi recomendando: «Si estás por ahí no dudes en ir a Puertas de Vidiago, pegando a Llanes, a cuatro kilómetros, y comer en Casa Poli». En cuanto lo recordé le hice caso, claro, y visitamos Casa Poli a la ida y a la vuelta de nuestra última incursión llanisca. Cuando se c oncluya ese tramo de autovía no sabemos qué sucederá con la empresa restauradora, pues ahora está pegada a la carretera general, de obligado tránsito, tras un paso a nivel y en el centro del pueblo. Parece que todo el pueblo le pertenece, con su parking privado incluido. Tiene también una página web mala. La parroquia acude al Casa Poli en procesión, más los fines de semana y no digamos cuando hace buen tiempo. El edificio es una antigua cuadra remozada y ahora acoge un bar, cuatro comedores rústicos y en verano el patio hace las veces de quinto figón. Y me gusta ir a sus ‘retretes’, pues me recuerdan a los de los bares que poblaron mi infancia rural. La pega es que en Casa Poli no reservan. Es un negocio similar (barra, comedores, venta de productos locales) al no lejano en la distancia Casa Cofiño. Bueno, ellos no reservan y yo no dejo propina. (Al escribir estas líneas telefoneé y me dijeron que sólo reservan para la 1.30, y que entre semana no suele haber problema.) El caso es que fuimos a Casa Poli un domingo, a la ida hacia Poniente, y el encargado nos advirtió que no reservaban y que nos diéramos prisa si queríamos ver la aldea pues sólo tenía una ‘mesina’ libre para dos. Je, je… Así que nos quedamos sin rechistar y acabamos tan a gusto del ágape que decidimos repetir comida dos días después, a la vuelta hacia Levante. Casa Poli se define como preservadora de la cocina asturiana...
leer más
Nos sentamos en un comedor del Casa Gelín durante las pasadas VIII Jornadas de los Productos Gastronómicos de Cantabria. Elegimos su competitivo menú degustación de cinco platos más bodega por 30 lereles.
leer más
En un entorno urbano, congestionado y feo, sí, en semejante hábitat barriero, cutrongo, pobre y demodé -igualito a mi calle-, se cobija la burbuja lujosa de El Serbal.
leer más
Cuando se tercia, los menús diarios del Abaroa de Las Arenas son una primera opción por la calidad del condumio, el precio de la estancia y la buena educación de los parroquianos, generalmente burgueses y ocasionalmente menestrales.
leer más
El restaurante Torre Salazar ofrece menús especiales y del día, éste caro, pero el día que debutamos de segundo ofertaban lengua rellena de foie… ñam-ñam
leer más
El restaurante de Héctor Oribe, cocinero fogueado en el Ikea, el Karlos Arguiñano o el Arzak, anuncia «una cocina actual, de temporada, pero sin dejar de lado la cocina tradicional».
leer más
Zaldiaran, restorán donde no existe el concepto de insipidez. Te puede gustar más o menos cada plato, pero todos conllevan su elaboración, su montaje, su colorido, su conjunción o contraste, su esmero y su sabor, que es lo más importante.
leer más
Restaurante de Pilar se ubica en el seno del Mirador de las Marismas, edificio que emerge en el paseo del muelle cual submarino ciclópeo de tres cubiertas donde los turistas (o no) pasean para asomarse a sus vistas.
leer más
Comenta, que algo queda