La Lobera (Sanlúcar de Barrameda). Tradición con un toque diferente
Ineludibles el plato de habitas con jamón y huevo (éxtasis), el tarantelo de atún a la plancha (ojos en blanco) y el pulpo a la parrilla (aplausos).
leer másIneludibles el plato de habitas con jamón y huevo (éxtasis), el tarantelo de atún a la plancha (ojos en blanco) y el pulpo a la parrilla (aplausos).
leer másY te metes esos pequeños trocitos de cielo en la boca. Y estallan cuando los muerdes. Y ya sabes que estás jugando en otra división. Una experiencia sólo comparable a la que sentimos en Les Prés d´Eugénie, de Michel Guérard, o en Martín Berasategui.
leer másEl punto y la calidad de la carne, las patatas caseras, el salmón muy suave… Jarvisey no es muy fan de la comida francesa, de sus condimentos y la sobreutilización del cilantro, pero los mínimos para poder comer a gusto se cumplían todos en este bistrot.
leer más(+37 rating, 12 votes)Cargando... Hace ya tiempo que nos hemos convertido en habituales de este nuevo bar-restaurante de El Antiguo donostiarra. Pero, por hache o por be, no encontraba el momento para hacerle su merecido homenaje público, como salvavidas de nuestros hambrientos estómagos a 5 minutos de casa. Todo comenzó como lo hacen las historias de amor: de un vistazo rápido. Pasamos por delante de su llamativa puerta, cuando paseábamos, y la duda se cernió sobre nosotros: «este sitio… ¿no era antes diferente? Parece que ha cambiado… A ver, a ver la carta…» (qué peligro tiene eso). De ahí al boca a boca de la gente, que parecía más avispada que nosotros y ya lo había probado: «Pues está muy bien, muy agradable». Entonces llegó un día, no recuerdo muy bien cuál, pero era un domingo, a la hora de comer, que por un azar del destino decidimos adentrarnos a esa cueva con aspecto tropical de la que tan bien habíamos oído hablar. Empezamos por lo fácil, el aperitivo. Cañas bien echadas (milagro), camareras amables (milagro dos), y pintxos ricos (menos milagro, pero se agradece). Según pasaban los minutos, nuestra curiosidad iba en aumento y decidimos preguntar si había mesa para comer. ¡Bingo! Tuvimos suerte y allá que fuimos, con el cuchillo y tenedor en ristre, para hacer gala de nuestro curtido arte en cortar y masticar. La oferta gastronómica es perfecta para lo que suele ser esta bendita ciudad. Rica, sencilla y muy muy muy asequible. Me dejo un muy por el camino. Su carta es simple, se pueden tomar raciones, pintxos y platos, y combinar todos, para crear tu comida o cena particular. También hay una solución llamada «Pintxo pack» (8 euros), que incluye tres pintxos salados y uno de postre, que, si la combinas con alguna ración, te apaña la comida. La merluza (tanto el cogote como la merluza al horno) son un absoluto imprescindible, así como la ensalada de ventresca y el revuelto de hongos (en temporada). La tortilla de patatas...
leer másEn Split la oferta hostelera resulta bastante agobiante. Los sudores empapan tu frente debido más a las opciones sobre las que elegir que a los calores propios del verano dálmata. Y, por fin, recibes un mensaje salvador que vaticina lo siguiente: “Tenéis que ir a Konoba Marjan, acierto seguro”.
leer másStari Kaštel, una tradicional casona de piedra en lo alto de un acantilado totalmente reformada por dentro. Ambiente acogedor, a la vez que moderno, que sorprendía a cada paso que dábamos.
leer másEn Orio Gastronomía Vasca estaba en Donosti, con sus barras y paredes de madera, una trainera gigante colgando del techo, vasos de txakoli, y una barra a reventar de suculentos pintxos.
leer másAki, un lugar con comida de calidad por un precio normal, para disfrutar con el estómago. Para disfrutar con la vista os hará falta más de una botella de vino japonés o jarra de sake.
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