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Publicaciones por Cuchillo
En El Pastor del Gorbea nos sorprendió el don de gentes y el derroche de ilusión. De la austeridad del local ya teníamos noticias. Y la calidad de las recetas la presuponíamos.
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El ‘Candyman’ de Christina Aguilera hace referencia a hombres de dulces palabras y labios de azúcar con los que beber champagne y bailar toda la noche. Y el cuerpo de baile (menudo cuerpo) se toma sus batidos en la barra.
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La gente entendida aconseja unánimemente reservar mesa en Casa Ojeda. Pensando en los corderos, dice mi aita que vale más una hora en el Ojeda que cuatro días en el campo.
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¿Por qué los responsables de El Pastor del Gorbea pintaron todo el edificio de verde chillón, por dentro y por fuera, y lo coronaron con una enorme paloma blanca.
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Cantabria en tu Boca comercializa bajo su etiqueta productos típicos de la región y contrata desempleados mayores de 50 años que no reciben prestación alguna.
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En el clip de ‘Sexx laws’, de Beck, la nevera sodomiza al horno hasta que brotan llamaradas. Y la lata de espaguetis con carne hace más que buenas migas con la de alubias. Igual que la de pastel de carne con el bote de salsa de queso.
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En el recibidor de Belaustegi Baserria, bello caserío del Siglo XVII comandado por Josu Mugerza, en su hall de entrada, un árbol. Y en sus ramas, varias brujas. ¿Qué tendrán las brujas?
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Merece mucho la pena dejarse caer por el Kokotxa, aunque otros cocineros resulten más mediáticos o inviertan más en la promoción de sus restaurantes.
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Björk Guðmundsdóttir funde mantequilla, juguetea con huevos y termina friendo un par de ellos en el vídeo de ‘Venus as a boy, ambientado en una cocina.
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Reparamos en el menú de Cervecería La Zuyana merced a la camarera morena que lo mostraba en el exterior del edificio, impertérrita y atractiva pese a la multitud de rayones y manchas que salpicaban su silueta.
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Restaurante Munto, negocio regentado por la familia Gómez Muñagorri desde 2001, cuenta con comedor subterráneo para medio centenar de comensales, un remanso de paz (¡sin cobertura telefónica!), comparado con su ajetreada barra,
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Disfruten con Menomena, y retrotraíganse al tiempo en que lanzar una bola de pan (¡o un plato de espaguetis!) a los ocupantes de otra mesa era una osadía, no una gilipollez.
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