(+44 rating, 9 votes)Cargando... La primera vez que entré en el D.O. Bilbao iba en buena compañía: con mi querida Amaia, La Reina de la Movida. Tomamos un aperitivo con cava, creo que marca Privée, que le encantó. Chic, divertido, entre dulce y amargo, a la par que efervescente era ese cava, como La Reina. A ambos nos gustó el local y a mí su clientela entrada en años y burguesa. Así, cuando el promotor José Ángel Serrano convocó a parte de la prensa bilbaína en el mismo local para presentar el 21º Musiketan, me alegré. Estas comidas de prensa suelen estar llenas de fallos, por eso no las solemos contar en Don Manuel. Aparte de que, si te invitan, no es cuestión de ser desagradecidos. Sin embargo, ese almuerzo profesional en D.O. Bilbao estuvo muy bien. Los periodistas de ambos sexos salieron contentos y lo regamos con agua (no recuerdo la marca) y vino Cerro Añón, rioja crianza 2010, aparente y últimamente más demandado gracias a unos premios prestigiosos que le concedieron. Es un caldo siempre irregular, entre lo normal y lo estupendo, y esto comimos, con todos los platos servidos al centro de la mesa alargada: 1/ Surtido de ibéricos, con lomo tierno y rústico, salchichón cojonudo, chorizo potente y jamón agradable; todos iban bien con el vino y con el buen pan. 2/ Anchoas con pimientos verdes del país, una gozada, quizá el culmen de la comida, con pimientos suaves y carnosos montados sobre anchoas plancheadas, finas, blancas y sabrosas; el vino creció sobremanera, yo unté la salsilla explosiva y, al verme, muchos periodistas me emularon rompiendo el protocolo; algunos dijeron que estaban poco hechas las suyas, pero las de los dos platos que caté por mi lado estaban soberbias y alegraban. 3/ Chipirones encebollados, enanos y muy ricos, al punto los cefalópodos, con bastante aceite el conjunto dijo una profesora de la UPV, lo cual llena más y puede empalagar; no le faltaba razón, pero aun óleos estaban muy buenos....
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El Churrasco es una buena opción si (a) nos apetece cocina de la de toda la vida y (b) estamos hartos de comedores diáfanos y fríos en colores neutros.
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De color pálido, espolvoreados con azúcar glas, su sabor es más que agradable; dulce como corresponde a la repostería, pero nada empalagoso, pese a la abundante mantequilla. Casi etéreos. ¿Los mejores bollos del mundo mundial? Probablemente.
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Hermeneus es la plataforma en la que productores alimentarios y consumidores finales acuden a una plaza virtual para, por un lado, ofrecer sus productos y, por otro, comprar. Todo ello sin comisiones y de una manera bastante más competitiva que en el mercado tradicional.
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El Irrintzi se mantiene fiel a su decoración añeja tradicional: piedra, ladrillos, madera y una barra cuadrada llena de pinchos que mantienen la clientela fija y asombran a los visitantes.
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(+17 rating, 5 votes)Cargando... Lo del sábado pasado tuvo mucha guasa, ciertamente. Quisimos reservar en Milagros (japo-mexicano), pero sólo nos daban para el último turno, a eso de las 23:30 horas. Muy tarde. Mejor cambiamos plan. Nos acordamos del Adriatik, un albanés la mar de apañado de Leioa, al que hacía mucho que no íbamos. Y tanto que hacía mucho… Cuando nos presentamos allí, el nombre seguía siendo el mismo, pero los ricos y baratos platos mediterráneos se habían convertido, como por arte de magia, en platos combinados, de esos que no tienen nombre, sino números. Gracias al cielo que llegamos pronto y nos dio tiempo a reaccionar, poniendo rumbo a Bilbao centro raudos y veloces. De camino, intentamos reservar en un nuevo restaurante griego, de nombre Algo Diferente, en el local donde, hasta no hace mucho, se encontraba el Lu’um. Pues estaba completo. ¿Quién dijo crisis? Total que, como teníamos ganas de rollo étnico, acabamos yendo a lo seguro (por calidad, servicio y precio): Capuccino, el egipcio de la calle Gordoniz, junto a AlhóndigaBilbao (que no confunda el nombre; es egipcio, sí). Tuvimos suerte y, como aún no era muy tarde, pudimos cenar sentados en la terraza (esa que no tiene más de tres mesas) en lugar de en la barra. La barra, para ir dos, no está muy mal, pero para cuatro, como éramos el sábado, se hacía un poco incómodo. Lo dicho, en la terraza que acabamos, divinamente y sin lluvia (que amenazaba la muy traidora). Como entrantes, el socorrido hummus y un queso especiado (queso crema, juraría que ese que tiene nombre de ciudad estadounidense, con pimentón, perejil y aceite). El queso no decía mucho, tendríamos que haberlo cambiado por la ensalada griega (sencilla, pero muy rica en anteriores ocasiones). El hummus, correcto, pero poco espeso para mi gusto. La verdad, y sin ánimo de presumir, me quedo con el que hace mi husband cuando se acuerda (lo que viene a ser dos veces al año, tolomás). Y, como platos...
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Los marianitos preparados del Volga son cócteles con punch y excelente equilibrio de aroma, sabor y pegada. Tomar más de dos al mediodía puede acarrear peligrosos accesos de verborrea en la sobremesa y aseguran una siesta dominical sin parangón.
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(+99 rating, 22 votes)Cargando... El lunes tuvimos la satisfacción de comprobar cómo, entre una epidemia de cierres de locales de hostelería, existe, como diría el ministro Windows, luz al final del túnel. Asistimos a la inauguración de La Roca, en la bilbaína calle Ercilla. Un local diáfano, amplio, de cuidado diseño y situado en una de las zona con más proyección de la capital vizcaína. En un ambiente distendido, en el que se acercaron a tomar una copa bastantes amigos y futuros clientes, pudimos conversar con sus ideólogos rockeros. Conocemos desde sus comienzos en la hostelería a Jose Mari Agirre y Luis Ángel Larrondo, dos verdaderos dinamizadores de la cocina vasca. Y dentro de su espíritu de innovación, del que han dado suficientes muestras en su local de Erandio, ahora llegan a la «capital» para sorprender a los que no conocen su estilo profesional, imaginativo y desenfadado. Nos contaba Luis, la parte gastronómica del tándem, que en este local la apuesta será por los cafés premium (no en vano, los profesionales de La Roca del Fraile tienen merecida fama de baristas, con varios premios a sus espaldas) y también será un local en el que habrá una amplia oferta enológica. Esa oferta será explicada y servida por Jose Mari Agirre que, a pie de barra, controlará los procesos y la atención al cliente. En cuanto a la comida, además de las tablas de ibéricos, la novedad vendrá dada por el uso de la cocina al vacío. Una técnica que posibilita que el producto final goce de unas cualidades organolépticas más apreciables y más saludables para el organismo. Las ventajas de esta sofisticada técnica son múltiples: mejora la preservación de las cualidades de sabor y dietéticas, también refuerza sabores y olores, además de sistematizar y agilizar preparaciones. Desde la casa madre de Erandio, Luis suministrará platos preparados utilizando está técnica que permitirá que el cliente goce de platos como el foie, el bacalao confitado, las ensaladas de codorniz. En escasos minutos y con todo...
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A propósito de Casa Vasca, restaurante inaugurado en 1970, enclavado en el barrio bilbaíno de Deusto y de fama ganada antaño y cierto prestigio aún remanente.
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Por 20 eurillos, con el IVA incluido (25 por la noche), un menú con muy buena fama y aperitivos incluidos, además de primero, segundo, postre y bebida. No pintaba mal Regi taberna.
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(+66 rating, 14 votes)Cargando... Este domingo hice una pausa en uno de los veranos de los más viajeros que recuerdo. Regresé al bocho. El motivo fue sentimental, triste. Despedíamos a Jesús. Mi padrino. Padrino de cuando ser padrino significaba una responsabilidad y un compromiso. El padre sustituto en el caso de que hiciera falta y un vínculo más fuerte que el de la sangre. Al menos en nuestro caso. Y es que ya lo decía Mario Puzo en su famosa novela: “Los italianos piensan que el mundo es tan duro que hace falta tener dos padres, por eso todos tienen un padrino”. Y a mi también me hizo falta y allí estuvo. Jesús se fue, adios caro padrino y nosotros nos quedamos. Y después de los funerales se suele celebrar la vida, bebiendo, comiendo y bueno… otras cosas. Y, se celebra que nosotros nos quedamos por algún tiempo más. Y así agarré del brazo a mi anciana aunque espabilada progenitora y en compañía de mi chica la llevamos a un plan que le gusta, el domingo-cazuelita. En el Casco Viejo hablar de cazuelas de barro enormes, repletas de guisotes que, como el vino, con los días va ganando sustancia y sabor es hablar del bar restaurante Rio Oja. El Casco Viejo para los de Bilbao de toda la vida, y encima del centro, ha experimentado (no diré sufrido porque eso tiene connotaciones peyorativas,y no es eso) un cambio de la pera limonera. De ser un barrio tranquilo, de poteo para los de la zona y aledaños, se ha convertido por eso de lo autentico y del efecto Guggenheim en el reducto guiri de la Villa (¡achtung! Bilbao no es una ciudad, coñe, que es una Villa, ¡hombre ya!). Y así, por un efecto curioso esa peregrinación laica masiva en busca de lo auténtico lo que consigue es desvirtuar nuestras esencias. El pintxo se está convirtiendo en un artículo de lujo, a precios que parecen hechos de cuartos traseros de unicornio. (Hay alternativas de calidad-precio,...
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(+26 rating, 6 votes)Cargando... Años habían pasado desde nuestra primera y única visita al moderno Ágape, en la calle Hernani. Recuerdo que fuimos cuando se empezaba a oír que Bilbao La Vieja iba a ser un barrio lo más de lo más, al estilo Soho neoyorkino (lo que creo que tampoco es que haya sucedido del todo aún, aunque va la cosa encaminada…). Así que ya tocaba volver para comprobar si el buen recuerdo que guardábamos continuaba siendo realidad o el tema se había relajado un poco. Dado que fue uno de los pocos días verdaderamente primaverales de los que hemos tenido la dicha de disfrutar en este nuestro Mordor vasco, empezamos la jarana previa en el cercano Marzana 16, una tasca con solera en sus años mozos y ahora el sitio perfecto para empezar la noche con una cerveza excelentemente tirada. Tras un par de rondas, y dado que no teníamos reserva hecha, fuimos pronto al restaurante, no fuera a ser que no tuviéramos mesa (sigo creyendo que los garitos chulos se llenan en fin de semana, pese a la crisis). Nos dieron a elegir entre un par de mesas. Al sentarnos, vimos que nuestros vecinos nos sonaban… Sí, los acabábamos de ver tomando cervezas (nos habían copiado el planazo de sábado). El fin de semana ofrecen dos tipos de menú: menú de noche, por 21€, sin bebida; y menú Ágape, por 36€, con bebida incluida. Elegimos el menú barato, el cual consistía en un primero, un segundo y un postre, con unas cinco opciones a elegir en cada uno de los casos. Y para beber un Tilenus del Bierzo, por 19€. No estuvo nada mal, pero con demasiado “cuerpo”, que dicen los entendidos, para mi gusto. Los entrantes fueron una ensalada de patata y langostinos con guacamole (x2), una sopa de tomate con romero, uvas y parmesano, y un wok de verduras al pesto. La sopa, refrescante y sabrosa. Me gustó la combinación de fruta+queso+hortalizas. El wok muy correcto y “perfectamente ejecutado”...
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