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Contenidos Etiquetados "llanes"
Parrilla JJ permite comer bueno, bonito y barato en Llanes, pueblo costero asturiano que me atrae por sus paseos, gintonics, sidras, raciones, terrazas, vinotecas, hoteles con vistas o con piscina…
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Si me pagaran un leuro cada vez que, paseando tranquilo por las calles de Naves (Asturias, conceyu de Llanes), un coche, con pareja, se me ha puesto al lado, ha asomado un cabecita y me han preguntado por cómo llegar a la playa de Gulpiyuri… Si me pagaran ese leuro, a estas alturas sería millonario o me saldría gratis el chuletón que ponen en el Cabañón (en Naves). Me lo han preguntado tanto que ya me siento navisco honorario y me enorgullezco de dar una de las mejores explicaciones para llegar hasta la playa, que no es playa pero sí es playa, yo me entiendo. Por contar, como se lo cuento a ustedes, lo narro a los que me preguntan hasta con misterio, novelado, con voz profunda y con aviso de sorpresa. Pero no se lo desvelo aquí porque si no conocen Gulpiyuri verán que merece la pena llegar y sorprenderse. Naves merece una visita, o dos, o tres, o una docena, por sus playas, por sus paisanos tranquilos, por las dos fiestas patronales, dos, que atraen miles de personas y convierten un pueblo en algo parecido al Rock in Río. También hay que ir por los culines de sidra en Casa Raul y por ese dulce no hacer nada de las tardes de septiembre, cuando después de haberte tostado en una playa cercana te acercas y paseas tranquilo y hueles los jazmines y te estalla en la retina el naranja de las capuchinas, y el mirlo canta y todo está muy cerca de ser perfecto. Por el centro de Naves pasa también la ruta Norte del Camino de Santiago y allí ves a los esforzados peregrinos de todos los países y condiciones dejándose las suelas en busca del próximo albergue. Y, sí, hay que ir por El Cabañón. In the Cabañón we trust. Fuimos fieles al Cabañón incluso una escasa etapa de travesía en el desierto en la que no nos gustaba tanto, pero ahora ya es lo que fue. Ocho años llevamos yendo, unas cuantas...
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Nota 6 de noviembre de 2012 Tras un cierre de unos meses el Pizá ha regresado con nueva gestión. De ello damos cuenta en este post ————————————————————————————————– Que bello es Porrúa. Pueblo ejemplar asturiano. Nos gusta porque es la sede del fabuloso Mercau Astur, el de los meses de agosto. Un mercado exuberante en el que todo el pueblo viste las mejores galas astures, en el que hay pasacalles, actuaciones, puestos de artesanía, comida, bebida, sidra y gente guapa escanciando. En el que, por un momento, te sientes transportado a un mundo idílico en el que todo era más bello y luminoso (no sabemos si ese mundo fue así, pero al menos, durante un día, ese mundo es). También en Porrúa está el Museo Etnográfico del Oriente Asturiano. Si no lo han visitado corran a verlo. Si han estado, coincidirán conmigo que es una instalación cultural a la que hay que regresar periódicamente porque es una maravilla, divierte, enseña y emociona. Y enfrente del Museo, alguién hace muchos años se comió un aguacate y tiro la semilla a un prau y allí crece uno de los mayores árboles de este fruto. Majestuoso, enorme, bíblico: una pasada. Y en Porrúa tiene su sede la Banda de Gaitas LLacín que, si tienen la suerte de escucharla en todo su brillo, emociona. Es escucharla y uno que, para eso de la épica es bastante descreído, siente que su bello vello se eriza y dan ganas de gritar «Libertad» y conquistar Escocia. En Porrúa tenemos amigos y proveedores, o una combinación de ambas figuras. Y todos, pese a la fama, de la que hablaremos otro día, son gente lista, noble y divertida. Socarrones, del terruño y sin tonterías, como nos gustan los paisanos, que para eso estamos en Asturias. Y como tenemos media sede en tierras astures, los visitantes cuando llegan nos preguntan aquellos sitios donde mejor comer y qué lugares visitar. Tenemos un suelto preparado,que ponemos en el correo electrónico. Sólo para los amigos, porque...
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Sidrería El Almacén era eso, un antiguo almacén fuera del meollo llanisco, pero eso le da más encanto; el pasear por las calles empedradas y fuera del lío, comer alguna de sus especialidades, que no son muchas, pero que siempre están perfectas de punto y sazón.
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Xagarda empezó su andadura hace relativamente poco, se ha especializado en platos combinados y ahora es un must de la costa llanisca. Suele tener llenos diarios.
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Por su indudable interés, porque nos mola Llanes y el trabajo de Pedro Acevedo, reblogueamos este artículo de su blog.
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En el Jornu son especialmente buenos con el pescado salvaje del Cantábrico. En ese campo no tienen nadie que les haga sombra en kilómetros a la redonda. Lo saben y se sabe.
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El restaurante del hotel Kaype-Quintamar tiene un más que decente menú del día, que suele bordar la paella y las ensaladas y cambia de precio con más rapidez que las cotizaciones de la Bolsa de Atenas.
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El Bodegón, garito estrecho con dos entradas, una a la calle Mayor y otra a la plaza de la Magdalena, ésta generalmente atestada de gente contenta y con mucho visitante madrileño.
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Tierra Astur, el ideal platónico del cómo se puede trasladar lo básico del chigre asturiano a un local masivo, sin que pierda su esencia, sin que sea una postal para el turista.
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Picos de Europa, garito antañón, bastante sombrío, con parroquianos de la España rural profunda en la barra y currelas en las mesas protegidas con hules ajados, la tele encendida, un ventilador antiguo e inmóvil incrustado en la luna de la fachada y un viejo banderín del Sporting en la pared.
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(+18 rating, 4 votes)Cargando... Un descubrimiento, un placer y un sitio para volver. El sábado, llamados por la repentina y merecida fama que ha logrado el chef Ricardo González con su segundo puesto en el Campeonato de España de Jóvenes Cocineros, acudimos a El Retiro, en el Pancar. Llegar tiene su truco y es que su dirección, carretera del Pancar sin número despista al GPS más avezado. Así que, para que no se me pierdan cuando vayan, lo mejor es coger la carretera a Pancar que sale desde la estación del tren en Llanes y conducir recto hasta llegar al pueblito de Pancar. El restaurante está a unos tres kilómetros del centro urbano de Llanes y eso forma parte de la sorpresa. Nadie diría que en ese bar de pueblo, tras una barra llena de paisanos tomando cerveza pueda estar uno de los mejores restaurantes del Conceyu y de Asturias. [slideshow] Una vez superado el choque de pensar que vamos a comer en un bar con mesa corrida, dejamos atrás la puerta de cristal y entramos al comedor y allí todo cambia. Un coqueto comedor con unas diez mesas, con distancias considerable entre ellas, con una cuidada puesta en escena y con un decorado puesto por la naturaleza e imposible de superar. Y es que El Retiro, su comedor, está ganado a la montaña y una de sus paredes es la caliza asturiana en todo su esplendor. La atención de sala es espontánea y cariñosa. Enseguida se preocupan de atender la comanda y te explican con todo detalle el menú, que no es extenso pero que tiene, como veremos, hallazgos dignos de mención. Comenzamos con unos aperitivos puestos por la casa y que estaban compuestos por una crema de queso, una manteca de cerdo con el sabor al cocido y a la matanza y un delicado salmón marinado con aguacate y huevas. Un detallazo. Luego, en lo que a nuestra elección se refiere, decidimos y creo que lo hicimos bien. Empezamos por unas croquetas...
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