Mitxi está al frente de Boliña El Viejo, un austero bar restaurante de lo más casta por el que no pasa el tiempo y donde se despachan recetas caseras de cocina tradicional vasca.
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Satisfacción general, ninguna queja y la convicción de poder recomendar Txartel Txoko a quien quiera comer un menú del día solvente en Lasarte-Oria.
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Recomendable menú del día donde no faltan platos de cuchara y se percibe honestidad, austeridad y aprecio por la tradición. Volveré sin premura, repetiré cuchara y helado, y cambiaré de vino.
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Cuatro platos, postre, pan y vino por 11 euros. Pantagruélico y baratísimo el menú del día de Ruperto, ejemplo de cocina casera y abundante que hace palidecer las chanzas sobre glotonería vasca que tanta carcajada provocaron en ‘Ocho apellidos vascos‘.
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En Montecalvo, entre Urdaibai y Urkiola, Resurrección Mandaluniz ofrece comida sencilla, tradicional y muy honesta, coronada por sabores de siempre y elaborada con productos de proximidad.
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Bar construido dentro de la propia muralla, con terraza y vistas a la zona de lagunas, comedor superior, dos puertas de entrada, baños subterráneos, barra rechula y acogedora, y menú del día a 14€.
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Platos sencillos, exponentes de la cocina tradicional vasca, de etxekoandre, servida en raciones generosas. Esto encontrarás en este restaurante ubicado en Urdaibai, en las faldas del monte Oiz.
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Instalaciones amplias, pulcras y un interiorismo que destila buen gusto y clasicismo. Servicio cordial, atento y diligente. Y, la guinda, se come bien. Pocas pegas se pueden poner a este clásico de la restauración bilbaína que divisa la villa desde las faldas de Artxanda.
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Óscar Cubillo se ha propuesto comer en los tres espacios gastronómicos del Hotel Igeretxe, junto a la playa getxotarra de Ereaga. Hoy cuenta su experiencia en el más modesto, donde ofrecen menú del día a 16,50 euros.
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El comedor es poco cool y, por la mantelería de hilo, se intuía que el local ha vivido mejores tiempos, pero Óscar Cubillo regresaría a este Hospedaje Bar Restaurante cántabro sólo por su lechazo.
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50 euros es un pastizal y tal desembolso requiere gran género, preparación esmerada, incluso un plus de técnica, y servicio notable. Y aquí, no se dan.
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El Politena fue, en su día, una institución. Ahora intenta recuperar su espacio. José Miguel Gallastegi, alma mater y cocinero al que se ve haciendo las compras por los establecimientos del pueblo, se las ingenia para encontrar argumentos novedosos que incentiven a los clientes.
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