Asador Hondartzape (Gorliz). Pescatería, marisquería, entropía
Otra vez salimos del asador Hondartzape pensando que qué caro, que cuánta cantidad y que qué rico.
leer másOtra vez salimos del asador Hondartzape pensando que qué caro, que cuánta cantidad y que qué rico.
leer másLa experiencia sensitiva en el restaurante Azurmendi, la inmersión en el universo de aromas, sabores, texturas y paisajes que propone el cocinero vizcaíno Eneko Atxa, resulta realmente satisfactoria. Un auténtico placer.
leer másSin pretensiones. Moby Dick es el lugar idóneo para reponer fuerzas a base de sencillas ensaladas, sus raciones de chorizo, pimientos y demás. Lo mejor: la ubicación
leer másPianamul, un local pensado y muy bien aprovechado que cuenta con la opción extra de comida preparadas para llevar.
leer másMuy esporádicamente acudimos por vagancia al bar-restaurante La Trainera, para no hacer recados ni fregar. Generalmente dudamos, pero al final entramos y salimos tan campantes.
leer másHay que reconocer el mérito de Ertza, pues se puede elegir entre cien ginegras, la mayoría de importación, y su correspondiente
leer másEn fiestas de La Guía, la atención es pésima, la espera se hace interminable, la comida no llega a la hora… Ni a la hora, ni nunca.
leer másDurante un encuentro flamenco, el flaco gourmand Adrián Medrano nos entró de repente y nos espetó quizá espoleado por nuestras pintas menesterosas: «Para comer barato y bien podéis ir al Trueba. A 8 euros las albóndigas y a 12 una menestra estupenda. Con el vino, por 30 lo hacéis». Se piró dándose la vuelta y Pato preguntó: «¿Quién es éste?». Le aclaré: «Un lector del blog de mi hermano y rector de la sala Fever». Entonces Pato se apaciguó: «¡Ah! Ya me sonaba de vista». Yo le hice caso a Adrián, me fié, acudí a la primera oportunidad y le agradezco la recomendación. Al final, un miércoles pude ir con mi amigo Carlos. Previa reserva, claro, pues el Trueba cuenta con una decena de mesas y se suele petar: oficialmente caben 35 comensales. Llegamos puntuales, con margaritas en el estómago por el hambre y los nervios, y ese día coincidimos ahí con el expresidente del Athletic Lertxundi, el alcalde de Urduliz y a nuestra vera con seis encorbatados ruidosos (¿seis bancarios?, ¿quizá seis portuarios?). Al local, incrustado en unas galerías en semisótano, se accede bajando unas escaleritas y es pequeño, sobrio, con las paredes cubiertas con madera y dos tragaluces que dan a la calle del Iruña (foto 1). La única pega es el ruido de las conversaciones, la constante bronca de fondo, semejante a la del restaurante El Abra de Portugalete. Entramos y rápidamente nos tendieron las cartas. La comestible, asaz salsera. La de vinos, ni larga ni barata; por ejemplo, a 15 + IVA tienen el blanco más económico, un Rueda. Yo propuse a Carlos tinto crianza Campillo (18) o Muga (20), pero él terció con un Baigorri Crianza 2007 (18+IVA) y acepté: bonito color, aroma tostado, 14 grados y frutal. «Está cojonudo», Carlos dixit. Y mejoró durante la hora y media que ahí estuvimos gozando. Mientras los bancarios bocazas compartían escasos entrantes de pimientos verdes fritos de Gernika y mollejas rebozadas, y abrevaban de una botella mágnum de Cune Imperial Reserva, nosotros...
leer másLos Tamarises, un clásico de la burguesía bilbaína ubicado en la playa Ereaga, un ‘must’ de muchas señoras mayores.
leer másLa Roca del Fraile surgió hace siete años en una zona de nuevas empresas y durante este tiempo han conseguido no repetir ni un menú del día y dar de comer, cada jornada, a más de cien comensales.
leer másHablando de Bertons, tres amigas entramos en el Bukoi. La idea era darnos por comidas con unos huevos estrellados, unas anchoas y unos txipis. Todo muy rico y muy de Viernes Santo.
leer másHemos comido en Berton Goikoa. Uno pensaba que la ‘cadena’ Berton era una especie de franquicia de batalla, de diseño pero de batalla, de barrio, y se ha encontrado con una carta bien apetecible y con precios elevados.
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