El Jamón de la Crisis
El Jamón de la Crisis, «de plástico ibérico», fue una invención del arquitecto Juli Capella para agasajar a sus clientes en consonancia a la coyuntura económica, allá por 2007.
leer másEl Jamón de la Crisis, «de plástico ibérico», fue una invención del arquitecto Juli Capella para agasajar a sus clientes en consonancia a la coyuntura económica, allá por 2007.
leer más(+24 rating, 5 votes)Cargando... ¿A qué va uno a Saint Emilion, pueblo medieval encaramado a un promontorio rocoso del suroeste de Francia? Pues a sentirse como un pulgón entre sus inmensos viñedos y a beber uno (tras otro) de sus célebres caldos. De acuerdo. Pero luego acude allí y en los escaparates de sus empinadas calles encuentra tantos macarons como botellas. Que ya es decir… No son los clásicos macarons, esos platillos volantes que ahora se presentan en mil y un colores, que lo mismo se comen que sirven para confeccionar un coqueto centro de mesa, son otros mucho menos vistosos. Los Macarons de Saint-Emilion son más parecidos a unas pastas, o a unas galletas rústicas. Tienen su origen en una receta de las hermanas Ursulinas, que se remonta al siglo XVII, y , sobre todo, hay que verlos como una reinterpretación del mazapán, de ese dulce que convivirá con polvorones y turrones, en las muy inminentes y entrañables y retristes fechas navideñas, sobre las mesas de este país (niño, enciende el árbol y pon un villancico). Elaborado a base de de almendras, clara de huevo y azúcar, su sabor es dulce, como el de un mazapán, ya se ha dicho; pero su textura es más mullida, su cuerpo más esponjoso. Una costra de azúcar corona cada pieza y, ¿saben?, ya tengo ganas de que empiecen las celebraciones. Con la excusa, iré a Saint-Emilion a comprar una caja (se despachan, las de 24 unidades, a precios entre 6 y 7 euros) y, de paso, algún vino caerá. Ejem. Oh mon Dieu! (les desea buena vida, y mejor vino, Igor Cubillo) Si dan a parar con sus huesos a la zona de Saint-Emilion, no estaría mal que empezaran la jornada subiendo la duna de Pilat (aka Pyla), la más alta de Europa. Ahí es na’. Está junto a Arcachon, cerca de sus 85 kilómetros de bahía ostrícola, donde yo comería un helado de Maxi Gelati. Y sería un pecado perderse Burdeos, no chapotear frente a la Plaza de La Bolsa, recorrer...
leer másEl pastel vasco de Hawaii es consistente, pero no atiborra, está relleno de rica crema pastelera y la masa cuenta con un agradable punto terroso. Un pastel de grato aroma, textura atractiva y con sabores bien armonizados, con ninguno asaltando el paladar de modo desaforado.
leer másHermeneus es la plataforma en la que productores alimentarios y consumidores finales acuden a una plaza virtual para, por un lado, ofrecer sus productos y, por otro, comprar. Todo ello sin comisiones y de una manera bastante más competitiva que en el mercado tradicional.
leer másJornada de exaltación del pimiento del piquillo de Lodosa, patrimonio de la humanidad.
leer másQué es aceptable para comer y qué no lo es. Un araña crocante es un horror y un txangurro una delicia. Las larvas de insectos nos parecen asquerosas y las angulas deliciosas. Somos lo que comemos y elegimos determinados productos por razones que ni siquiera nosotros mismos entendemos.
leer másCantabria en tu Boca comercializa bajo su etiqueta productos típicos de la región y contrata desempleados mayores de 50 años que no reciben prestación alguna.
leer másEl Bar Jaime deposita en el platito una sabrosa y sencillísima galleta tradicional de La Luarquesa, casa asturiana, fundada en 1896, que utiliza en su elaboración harina de trigo, mantequilla, azúcar, huevo, avellanas y sal; nada de jarabes, dextrosa, gasificante, aromas…
leer másCon la pasta del diablo, en tres minutos, cualquiera puede presumir de crear una pasta untable de pescado, en la línea de los pasteles de cabracho o los divertidos foies que adornan las tiendas de delicatessen.
leer másLo primero que llama la atención de anchoas Leribe es su tamaño insignificante, apenas retazos de lomos, trozos minúsculos de filete, algunos ínfimos; entre uno y tres centímetros, la mayoría. Y si cerramos los ojos, ¿la cosa mejora? Pues no
leer másEs temporada de bonito y embotarlo en casa mejora a cualquiera de los bonitos delicatessen del mercado. Da trabajo pero el resultado merece, y mucho, la pena.
leer másLa ultima experiencia digna de ser tildada de desagradable, rayana con lo repugnante, fue la apertura y posterior cocinado (bueno, mas bien calentado) de una lata de «quenelles de saumon» con «sauce crevette» de Côté Table.
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