Kata.4 Oyster Bar (Donostia). No es mi idea de self-service
Mucho diseño en Kata 4. Estilo. Colores suaves. Mucho nombre. Mucha ostra, sí… Pero poco tacto.
leer másMucho diseño en Kata 4. Estilo. Colores suaves. Mucho nombre. Mucha ostra, sí… Pero poco tacto.
leer másLas bandejas no podían estar montadas con más mimo y los pintxos no podían tener mejor pinta en bar restaurante Saburdi.
leer másEn la exposición ‘Gastronomía’ el artista Miguel Larrarte deja que confluyan dos de sus pasiones: la pintura y, claro, la gastronomía.
leer másAmarako Abadia y sus paredes cubiertas de libros suspendidos y entrelazados, con cordel; uno puede ojear a modo de entretenimiento sus portadas, descolgar el volumen que más le interese para leerlo allí mismo, e incluso llevárselo a casa.
leer másEs curiosa, o no tanto, la admiración de los maestros de la nueva cocina, los gurús de las emulsiones y las mezclas imposibles, por la sencillez. José Carlos Capel tuiteaba hace unos días lo siguiente: «@JCCapel: Detalle entrañable Arzak: me gusta cocina moderna pero nada comparable a mojar pan (lo dice mojando jugo chuletón)». Y mi última visita al Mirador de Ulía se cerró con una conversación en la que el cocinero Rubén Trincado nos recomendó con énfasis la tortilla del bar Begihaundi, de Pasai San Pedro (Arraunlari kalea, 36). Mostraba su estupefacción porque tal manjar pueda salir de la mera unión de patata y huevo. Y se rendía ante la pericia de la cocinera. Sin estrella, pero mayúscula, a su juicio. Si Rubén nos dice id, nosotros vamos, así que hace unos días nos montamos en el coche, nos confundimos de Pasajes y tomamos el bote de San Juan (Pasai Donibane) a San Pedro (70 céntimos) para hincar el diente a la susodicha tortilla. Llevábamos el estómago regular, merced a la ingesta de unas patatas fritas británicas, de packaging atractivo pero contenido asaz acartonado, y a la grasilla del foie a la plancha del donostiarra bar Alcalde. Y, la verdad, el austero pintxo del Begihaundi fue mano de santo. Siempre en formato de pequeño bocadillo, o pulga, allí se despacha una tortilla consistente, pero bien agradable en su paso por el paladar. Sápida, pese a no incluir cebolla (!!), mullida y con buen punto de sal. Buen complemento para el disco de nuestro admirado Ruper Ordorika que amenizó nuestra estancia. Los pescadores se acercaban a la corta barra (al fondo hay varias mesas) para comprar latas de cerveza, los habituales se despedían aio, guipuzcoano cerrado, en vez de agur… ¿Y el precio? Dos pintxos (formato bocadillo, ya se ha dicho) y un botellín de Estrella Galicia, 4,20€. Café solo, 1,15€. ¿Merece la pena desplazarse hasta Pasaia con la sola intención de comer la tortilla del Begihaundi? Si estás San Pedro, merece la pena desplazarse...
leer másSiempre hemos estado a gusto, pese a las estrecheces y otras limitaciones, en Arrikitaun, un trocito de Andalucía en Donostia.
leer másLa Viña retrata a una lozana nécora para dar a conocer al mundo, en general, y a los franceses, en particular, que sirven txangurro a la donostiarra.
leer másAki, un lugar con comida de calidad por un precio normal, para disfrutar con el estómago. Para disfrutar con la vista os hará falta más de una botella de vino japonés o jarra de sake.
leer másEn Illarra dominan el complicado arte del parrillero, con mayúsculas, y lo mismo pasan por la brasa un pescado, una carne o verdura. En todos los casos con resultado satisfactorio.
leer másSensación de total satisfacción en Mirador de Ulía. Por la comida, derroche de técnica e imaginación; por las vistas; por lo esmerado y atento del servicio; por la ‘compañía’, pese a acudir solo.
leer más¿La causa de nuestra perplejidad en Miramón Arbelaitz? El trato excesivamente jatorra del servicio. Nada de descripciones. Nada de pausa. Todo al borde del atropello, con una aparente escasez de atención.
leer másMerece mucho la pena dejarse caer por el Kokotxa, aunque otros cocineros resulten más mediáticos o inviertan más en la promoción de sus restaurantes.
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