Bar Javi (Palencia). La cocina de las madres

La pequeña cocina del bar Javi es desde 1988 el gran universo de una mujer de 77 años que emplata sin ornato manjares sencillos que se disfrutan en mesas vestidas con manteles de papel.
leer másLa pequeña cocina del bar Javi es desde 1988 el gran universo de una mujer de 77 años que emplata sin ornato manjares sencillos que se disfrutan en mesas vestidas con manteles de papel.
leer másFue prácticamente repudiada y hoy la encuentras en casi todas las carnicerías y restaurantes. Descubre la sabrosura y terneza de la carrillera con la cocinera de La Berenjena.
leer másEn marcha las Jornadas del Lechazo de Aranda de Duero, sede actual de Las Edades del Hombre. Allí no es preciso acometer búsqueda alguna para encontrar «el vinillo, las tortas de pan blanco y el asadillo» que anima a probar la canción popular castellana; todo sale al encuentro del visitante.
leer másEl Irrintzi se mantiene fiel a su decoración añeja tradicional: piedra, ladrillos, madera y una barra cuadrada llena de pinchos que mantienen la clientela fija y asombran a los visitantes.
leer más(+45 rating, 12 votes)Cargando... Hace poco se cruzó en Gorliz mi prima Bego con mi esposa Susana y le comentó la primera: «¿No os gusta mucho a ir a Suances? ¿Conocéis el restaurante Cuesta? Nos costó llegar y, aunque había mucha gente, conseguimos comer. Siempre debe de estar lleno. Las raciones son enormes, para dos personas, y es muy barato: lechazo a unos 10 euros. Hasta los postres son para dos personas. Se come en plan raciones y las rabas están buenísimas». Hum… Busqué el local en Internet y todo eran parabienes de los clientes satisfechos. Había unanimidad en que ahí se come bueno y barato. Imaginé que sería una casa de comidas rural con espacios limitados, pero mi impresión se rompió al llegar, tras dar varias vueltas por los vericuetos de asfalto entre Suances, Santillana del Mar y San Miguel. Ahí estaba el garito, pegado a la carretera. Primera sorpresa: dispone de un aparcamiento enorme, síntoma de su concurrencia. Segunda sorpresa: habíamos acudido temprano y había mucha gente al aire libre. Tercera sorpresa: tiene otro aparcamiento más pequeño cerca del edificio. Cuarta sorpresa: a la izquierda de la fachada se yergue, a modo de añadido, un comedor acristalado, moderno y metálico que aporta un aspecto chic al Cuesta. Quinta sorpresa: al entrar vimos que el bar estaba a tope, en plan Guerra Mundial Z, con familias alteradas, desde los críos chillones hasta los abuelos nerviosos. Sexta sorpresa: la barra, las mesas y la cocina con la puerta entreabierta eran un bullir de trabajadores. Uh, menos mal que soy intelectual y no me asombro ante nada. Confiados nos acercamos a la barra, me acodé y pedí mesa para dos en alguno de los comedores. El Cuesta tiene al menos tres, aparte de las terrazas con bolera del exterior. ¿Tienen reserva?, preguntó la chica. No (glups). La morena consultó a un encargado flaco y con camisa muy chillona para mi gusto (que, ya saben, mi manga es muy ancha para estas prendas), y confirmó que...
leer másEn Migaea, excelentemente atendidos, gozamos del menú, con vajilla colocada con guantes blancos , buena cristalería y la decantación atenta y constante del agua y el tinto.
leer másEl lunes había muchos turistas y muchos vascos en Casa Pancho, pues esta tasca es hito obligado de esas manadas de profanos que miran curiosos a sus paredes, carteles y tal.
leer másNos atrevemos a recomendar El 24 de La Paloma, por su calidad culinaria, su ambiente ajeno a lo turístico y su atmósfera nada popular.
leer másEn las mesas de Los Templarios los salvamanteles de mimbre hacen las veces de mantelería y el servicio de mesa viste rústicamente, con pantalón negro, camisa blanca y fajín rojo.
leer másLa Paloma, un mesón de corta existencia que nos satisfizo con su oferta de ibéricos, su arte a la hora de preparar una buena ensalada, su tratamiento de la ternera y sus precios contenidos.
leer másEl restaurante Ibai de Donostia resultó ser un mal trago. No diremos que nos trataron mal pero tampoco podremos decir que salimos contentos.
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