Harlem Shake en el/la Mina
Amigos, el concepto restauración actual tiene mucho de espectáculo. La presentación, el local, la delicada coreografía del servicio, los olores colores, gustos…
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leer másUn año más, y ya van… seis, la gente de 11870, uno de los portales de recomendación social de negocios, ha publicado su lista de lo mejor del año.
leer másEl autor de ‘Vive y deja morir al pavo’ y ‘Pavo a la carrera’, el más rico de los músicos británicos te desea ahora feliz Navidad bajo dos epígrafes: » Estas fiestas, celebra la vida»; «Di no. Gracias al pavo».
leer másLas veces que hemos podido visitar Mugaritz nuestra torpeza descriptiva y visual se queda siempre condenada a no poder contar nada más que la superficie de una gran obra coral.
leer másUn importante grupo cooperativo vasco ha llegado al extremo de poseer un restaurante en propiedad sólo para las comidas de cortesía a sus visitantes y la canallesca. ¡Y cómo se come en ese Palacio vetado al resto de los mortales!
leer más¡¿Un pez sin espinas?! Si yo fuera pez, la última cloaca en la que querría desovar seria el Mekong. Textura pastosa, insipidez… Sí, del panga se puede salir.
leer másETB-2 estrena el próximo jueves, 5 de julio, ‘Tu plato Favorito’, un nuevo programa en el que, de la mano de Africa Baeta, 21 personajes famosos presentarán sus platos favoritos de la gastronomía vasca.
leer másETB-2k ‘Tu Plato Favorito’ saio berria estreinatuko du datorren ostegunean, uztailaren 5ean. Africa Baetak aurkeztuko duen tarte honetan 21 pertsona ezagunek parte hartuko dute.
leer másJosé Joaquín Cortés, sumiller del restaurante Modesto en Sevilla, fue proclamado Nariz de Oro 2012, galardón que premia a la mejor nariz de la sumillería española.
leer más«Comer pollas» es una expresión que en sus derivadas es tremendamente rica en significados. Desde el insultante me vas a comer la p. a los neologismos eres un@ «comep.» y así en un largo etcétera.
leer másEn el País Vasco el comer no es ninguna tontería. Es una religión. Cada ciudad, cada pueblo, cada barrio, casi cada calle, tiene su txoko. Un txoko, para los que no lo hayan disfrutado es una especie de club privado donde los vascos (y cada vez más, las vascas) se reúnen y cocinan para los amigos y comen. El placer está en la ingesta pero sobre todo en la preparación y cocinado, en la búsqueda previa de las materias primas, en la confección del menú y en la tertulia tras los postres. Se puede decir que un vasco come tres veces. Cuando piensa en lo que va a comer, cuando lo come y en todas las ocasiones que recuerda lo comido, que son muchas. Además, mientras se come, uno de los temas favoritos de los vascos (y vascas) es recordar excelsas comidas del pasado. Ese es el Hecho Diferencial Vasco, lo demás chorradas identitarias que no llevan a ninguna parte salvo a la melancolía. En cada cuadrilla hay un cocinero amateur que, probablemente, estaría en categoría de primera división si los comparásemos con los profesionales de la cosa. El detalle puesto en la preparación queda reflejado en este menú de una reunión de antiguos alumnos que hoy revelamos pese a la gran resistencia de los interesados. Los nombres han sido sustituidos por piadosas iniciales. No hay que olvidar que estos señores tienen alumnos, subordinados, feligreses, acólitos e incluso, en algunos raros casos, mujeres e hijos. Corramos un estúpido velo al respecto. Y ahora el menú. El límite está en la imaginación. Buen provecho: 1. Txakoli de bienvenida. Los sabores y aromas afrutados de este caldo de tierras de Ayala se entremezclarán con las texturas de una tempura de verduras de temporada de las huertas de la llanada, preparada en el momento. (Los que lleguen tarde no catarán ni tempura ni txakoli). Para entrar en conversación, T nos contará que fue de la caja de Edgeworth y A nos hablará de las últimas novedades de la Teoría de...
leer másAyer, en un magnifico post, como siempre, políticamente incorrecto, Óscar Cubillo, mostraba sin tapujos su preferencia por los caracoles. Uno, siempre ambiguo y dado al goce con calzón quitado, no puede con este simpático, carnudo y cornudo animalito. He visto demasiados caracoles por las esquinas, las aceras, los badenes, alimentándose de las comidas más variopintas para que les tenga mucho cariño. Son babosos, se arrastran por el suelo y meterse ese cuerpecillo de resonancias fálicas en la boca resulta demasiado para mi maltratada sexualidad. Me imagino que el primer riojano o francés que, allá en la prehistoria, cocinó un caracol tuvo que estar pasando un hambre del carajo de la vela. En el cine comer caracoles sólo le queda bonito a Julia Roberts en la escena de Pretty Woman, y eso porque no consigue comer uno solo y se le escapan volando el resto, como etéreas mariposas por el aire. En cualquier caso, una pena, hubiera estado MUY bien ver a Julia metiéndose un caracol en esa boca que más que boca es un buzón del servicio postal. Por otro lado, si hay algo en lo que un machote no pueda evitar amplias resonancias sexuales en la comida es en el placer de la ostra. Abrir la concha, que siempre se resiste, como buena concha, echar limón, ver los movimientos del bicho y con una ligera inclinación de cabeza meterse el contenido en la boca, sorber con ruido y pasar la carne temblorosa de un lado a otro de la boca y tragar. Oh sí, sí, siiiiii, tragar y tragar. Hemos hecho locuras comiendo ostras, hemos comido ostras como si no hubiera un mañana, nos hemos intoxicado, hemos vomitado y… bueno, dejémoslo ahí. Pero el criminal siempre vuelve a la escena del crimen. Este es un post dedicado a la gastronomía y el cine, y el «momento ostras Vs caracoles» es, sin duda, la escena de Spartacus, el film de Kubrick que cuenta con un magnífico guión de Dalton Trumbo. Marco Licinio Craso (Lawrence...
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