Noticias Recientes
Casa raúl es un secreto astur hasta ahora celosamente guardado por los poseedores e iniciados. Descubra en este post donde se hacen las mejores patatas fritas varias salsas y de paso, cursen visita a Naves de Llanes, un pueblu de lo más chulo.
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Por 20 eurillos, con el IVA incluido (25 por la noche), un menú con muy buena fama y aperitivos incluidos, además de primero, segundo, postre y bebida. No pintaba mal Regi taberna.
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La Seu merece una visita tanto por su propuesta gastronómica, donde la chef Diana Cervera pretende aunar tradición e innovación, como por su moderno diseño arquitectónico.
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¿Qué me dices de esa fantasía en que te pegan donuts y tres policías pretenden echarte el guante para comérselos? Echa un ojo al clip de The Flaming Lips.
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La chica de La Dársena cantó ‘La Traviata’: la chica cantó ‘La Traviata’: «El menú es el mismo todos los días. No lo colgamos por eso. Además, si lo anunciásemos, esto se pondría a tope cada día. Y preferimos dar carta».
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(+66 rating, 14 votes)Cargando... Este domingo hice una pausa en uno de los veranos de los más viajeros que recuerdo. Regresé al bocho. El motivo fue sentimental, triste. Despedíamos a Jesús. Mi padrino. Padrino de cuando ser padrino significaba una responsabilidad y un compromiso. El padre sustituto en el caso de que hiciera falta y un vínculo más fuerte que el de la sangre. Al menos en nuestro caso. Y es que ya lo decía Mario Puzo en su famosa novela: “Los italianos piensan que el mundo es tan duro que hace falta tener dos padres, por eso todos tienen un padrino”. Y a mi también me hizo falta y allí estuvo. Jesús se fue, adios caro padrino y nosotros nos quedamos. Y después de los funerales se suele celebrar la vida, bebiendo, comiendo y bueno… otras cosas. Y, se celebra que nosotros nos quedamos por algún tiempo más. Y así agarré del brazo a mi anciana aunque espabilada progenitora y en compañía de mi chica la llevamos a un plan que le gusta, el domingo-cazuelita. En el Casco Viejo hablar de cazuelas de barro enormes, repletas de guisotes que, como el vino, con los días va ganando sustancia y sabor es hablar del bar restaurante Rio Oja. El Casco Viejo para los de Bilbao de toda la vida, y encima del centro, ha experimentado (no diré sufrido porque eso tiene connotaciones peyorativas,y no es eso) un cambio de la pera limonera. De ser un barrio tranquilo, de poteo para los de la zona y aledaños, se ha convertido por eso de lo autentico y del efecto Guggenheim en el reducto guiri de la Villa (¡achtung! Bilbao no es una ciudad, coñe, que es una Villa, ¡hombre ya!). Y así, por un efecto curioso esa peregrinación laica masiva en busca de lo auténtico lo que consigue es desvirtuar nuestras esencias. El pintxo se está convirtiendo en un artículo de lujo, a precios que parecen hechos de cuartos traseros de unicornio. (Hay alternativas de calidad-precio,...
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(+26 rating, 6 votes)Cargando... Años habían pasado desde nuestra primera y única visita al moderno Ágape, en la calle Hernani. Recuerdo que fuimos cuando se empezaba a oír que Bilbao La Vieja iba a ser un barrio lo más de lo más, al estilo Soho neoyorkino (lo que creo que tampoco es que haya sucedido del todo aún, aunque va la cosa encaminada…). Así que ya tocaba volver para comprobar si el buen recuerdo que guardábamos continuaba siendo realidad o el tema se había relajado un poco. Dado que fue uno de los pocos días verdaderamente primaverales de los que hemos tenido la dicha de disfrutar en este nuestro Mordor vasco, empezamos la jarana previa en el cercano Marzana 16, una tasca con solera en sus años mozos y ahora el sitio perfecto para empezar la noche con una cerveza excelentemente tirada. Tras un par de rondas, y dado que no teníamos reserva hecha, fuimos pronto al restaurante, no fuera a ser que no tuviéramos mesa (sigo creyendo que los garitos chulos se llenan en fin de semana, pese a la crisis). Nos dieron a elegir entre un par de mesas. Al sentarnos, vimos que nuestros vecinos nos sonaban… Sí, los acabábamos de ver tomando cervezas (nos habían copiado el planazo de sábado). El fin de semana ofrecen dos tipos de menú: menú de noche, por 21€, sin bebida; y menú Ágape, por 36€, con bebida incluida. Elegimos el menú barato, el cual consistía en un primero, un segundo y un postre, con unas cinco opciones a elegir en cada uno de los casos. Y para beber un Tilenus del Bierzo, por 19€. No estuvo nada mal, pero con demasiado “cuerpo”, que dicen los entendidos, para mi gusto. Los entrantes fueron una ensalada de patata y langostinos con guacamole (x2), una sopa de tomate con romero, uvas y parmesano, y un wok de verduras al pesto. La sopa, refrescante y sabrosa. Me gustó la combinación de fruta+queso+hortalizas. El wok muy correcto y “perfectamente ejecutado”...
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Es bien conocida por todos la voracidad de las cheerleaders, por eso no extraña que el grupo californiano Wavves siente a la mesa a tres animadoras para dar buena cuenta, sin corrección ni buenas maneras, de una churrascada con connotaciones gore.
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(+25 rating, 6 votes)Cargando... Uno, que es viajero prudente, trata de documentarse antes de ir a los sitios y, si se trata de averiguar dónde encontrar avituallamiento del bueno, evitando la ruina por una parte y la decepción por la otra, sabe que tiene dos opciones posibles: encomendarse a los astros con la esperanza de que éstos le sean propicios, o bien consultar a sus oráculos de cabecera que, en este caso, no pueden ser otros que la cúpula de los Manueles. Así, pedimos consejo al gran Maestre Cuchillo antes de emprender nuestro reciente viaje a la comunidad valenciana y, entre otros consejos, me facilitó una dirección para comer “arrós” del de verdad; algo que en principio parece tarea fácil en un territorio donde el cereal es la gran súper estrella, pero no lo es tanto cuando te tienes que enfrentar a elegir entre los cientos de restaurantes, terrazas y chiringuitos en los que la oferta se basa precisamente en la amplia variedad de formatos en los que se puede degustar un arroz valenciano (paella, a banda, negro, al horno, con marisco, caldosos…); y donde, créanme, no es oro todo lo que reluce. Hace ahora diez años, ya tuvimos una primera experiencia más que reveladora en Casa Salvador (El Estany, Cullera) donde, sin duda, degustamos el mejor arroz a banda que he probado hasta la fecha. Y cuya visita les recomiendo a todos, sin el menor género de dudas. En esta ocasión no queríamos desplazarnos tanto (Cullera viene a estar a 45 minutos de Valencia, nuestro punto de partida) y estaba convencido de que sin salir del espectacular Parque Nacional de la Albufera, cuna de los mejores cultivos arroceros de la provincia, tenía que haber un restaurante que estuviera a la altura o, cuanto menos, no defraudara. Una segunda premisa era dar con un lugar que no se nos fuera demasiado de presupuesto ya que, viajando con dos churumbeles, uno tiene que mirar también por la cosa pecuniaria, que no todo va a ser...
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(+21 rating, 5 votes)Cargando... «Esta cabeza, cuando viva, tuvo sobre la arquitectura de estos huesos carne y cabellos, por quien fueron presos los ojos que mirándola detuvo. Aquí la rosa de la boca estuvo, marchita ya con tan helados besos; aquí los ojos, de esmeralda impresos, color que tantas almas entretuvo. Aquí la estimativa, en quien tenía el principio de todo movimiento; aquí de las potencias la armonía. ¡Oh, hermosura mortal, cometa al viento! ¿En donde tan alta presunción vivía, desprecian los gusanos aposento?» Uno entra a Silver’s Tavern, uno de los bares que constituyen la oferta hostelera del Puerto Deportivo de Getxo, ve las tres calaveras (tres) que dan la bienvenida al local, y le vienen a la mente esos versos de Félix Lope de Vega. Por algo el madrileño tiene una calle a su nombre en mi barrio… En cuanto a la imagen, a ver, que uno ha hecho un cursillo online y podía haber sacado una foto requeteperfecta, pero preferí sacar una así como desenfocada, con bien de grano y movida, para dar la sensación de que me llevé un buen susto al ver una botella de Heineken en la recargada composición de reminiscencias corsarias, literarias (ah, el ser o no ser de Shakespeare…), etcétera. Si he transmitido algo parecido, guai. Si no, confesaré que, vale, efectivamente, saqué la foto a botepronto, camino del Gran Cabo Matxitxako, un bar que me gusta muuuuucho más, y quedó como quedó. Joer, la cosa es quejarse, al menos no salgo yo reflejado… (Cuchillo, el más pirata de todos) * Lo Que Coma Don Manuel destaca en la sección Bienvenidos aquellos ornatos, muñecos, carteles, dibujos y otras decoraciones singulares que, con cierta gracia, nos dan la bienvenida a restaurantes, bares, bistrós, tabernas, chigres, sidrerías, tascas y demás locales hosteleros que tanto nos gusta visitar...
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El Chiringuito de la Playa de Toranda en Niembro (Conceyu de Llanes) es un restaurante efímero del que sólo puedes disfrutar en los meses de verano. Aquí puedes comer una paella de marisco bastante prestosa y disfrutar de las vistas a una de las playas más bellas del Mundo Mundial.
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(+88 rating, 20 votes)Cargando... Hablemos claro. En el mismo momento en que me dijeron que mi destino era Dénia, pensé: «cojonudo estupendo, así comeré en elPoblet«. Al de un rato ojeé la web del restaurante de Quique Dacosta y comprobé que no hay carta, sólo ofrecen dos menús: Universo local (148,50 euros, IVA incluido) y Made in the moon (181,50). Comería el largo, claro: pétalos de rosa, raíces de ceps, hojas varias (dubonnet, maíz, hierbas en escabeche, manzana, castaña), liquen, alga dulce con emulsión de codium, proteína de ostra… Después de recorrer 751 kilómetros, 33 euros no iban a ser un problema. No. Efectivamente, 33 euros no iban a ser un impedimento para sentar mis posaderas en tan reputado comedor, lo sería el desembolsar más de 275 euros por pasar un rato meneando el bigote. El dinero que muchas familias tienen para todo el mes. ¿Por qué tanto? Porque uno es pobre pero también le gusta el vino, y la opción maridaje se ofrece a 93,50 euros. ¡Alegría! Piensen ustedes lo que quieran, pero preferí repartir mi pobreza entre los hosteleros de la localidad, en varios días. Durante mi corta estancia en la cabecera de Marina Alta desayuné como un marqués en las terrazas de Jamaica Inn y restaurante Fernando; tomé vinos y tapas en la Bodega del Puerto, Sancta Sanctorum, El Convent y Tasca Eulalia; comí en La Seu, La Cova del Mero, El Baret de Miquel Ruiz, Republic y en el asador gallego de Ramón; y cené en las mesas de La Tía Pepa Teresa, Les Monges, Les Marines (aka Casa Federico)… No son pocos lugares, y aun creo que me sobró pasta. No lo voy a comprobar; mi sensación es que salí ganando. Prefiero mil veces descubrir y disfrutar a lo grande en un lugar como el referido baret, a experimentar la obviedad de comer a gusto, y a precio de oro, en un tres estrellas Michelin comandado por un Premio Nacional de Gastronomía. No me malinterpreten, con esta larga introducción no pretendo...
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Music Bus, agencia de management, contratación y discográfica con sede en Barcelona, ha decidido crear Music Cook, un programa de televisión online donde cocinan sus músicos y cantantes.
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Fuckaine muestra cómo se arma una hamburguesa en el arranque del vídeo correspondiente a ‘Aitork’.
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(+21 rating, 5 votes)Cargando... Hace unas semanas acudí a Dénia en misión secreta, con el objetivo de deshacer un entuerto y sólo un papel en el bolsillo, dispuesto a dejarme guiar por las instrucciones de la amable Ángela. Mi fuente dianense llenó nada menos que dos caras con sus recomendaciones y sólo me defraudó Sancta Sanctorum, un local de tapas con aspecto de restorán sofisticado, aseado y casi diría que moderno. Pena que, pese a su apariencia, no comiéramos bien, que es de lo que se trata. Empezaré entonando un mea culpa, entre muchas comillas. Porque, sí, reconozco que erré en mi elección; sólo a mí se me ocurre pedir en Alicante pimientos de Padrón, vino riojano, queso manchego… No obstante, y de ahí las comillas, si figuran en la carta deberían dar la talla; la elección fue inapropiada, pero la deslocalización del producto no excusa su escasa calidad, ni su deficiente preparación. En su día, la camarera de un buen restaurante ubicado en la almendra medieval de Vitoria-Gasteiz me desaconsejó el vino Izadi, caldo de moda muy socorrido en bodas y regalos de empresa, al tiempo que lo tildada de “vino para mujeres” (!!). Esta vez, recién aterrizado en la Marina Alta, no le hice caso, me puse la venda en los ojos, pasé por alto todas las propuestas locales y pedí una botella del crianza de Bodegas Izadi (13 euros). Aún me arrepiento. Pero más lamento haber empezado la cena con “pimientos de Padrón” (3,50). Se sirvieron 13, costó terminarlos de tan vulgares que eran y, por otra parte, pese a estar en temporada, no pondría la mano en el fuego porque fueran del mismo Padrón. Permítanme la suspicacia. Al hacer la comanda la casa nos invitó a unas pocas patatas chips que también nos defraudaron (y mira que es complicado) y el pan que nos procuraron (0,50, cada servicio) parecía tostado con algo de mantequilla, un añadido innecesario cuando se trataba de acompañar platos salados. ¿La coca de foie mediana, con su...
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Un recopilación breve de la cocina nipona callejera, casera y tradicional, para que aquél que se anime a ir hasta allí sepa que hay un mundo más alla del sushi y los fideos udon.
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En Llanes además de la tradicional y contundente comida asturiana también podemos encontrar otras opciones de calidad. Los Italianos ofrecen comida regional transalpina y son especialistas en pizzas, con más de cincuenta variedades en la carta.
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El Moby Dick no es ningún chiringuito, aunque sólo abra en verano y exhiba decoración marinera: remos, un timón, campanas, fanales, salvavidas, ojos de buey…
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(+60 rating, 12 votes)Cargando... Vale que todos estemos deseosos de verano, de ese sol que se ha empeñado en esconderse más de la cuenta. Vale que necesitemos disfrutar el aperitivo en terraza, haciéndonos los fuertes; sin sombrilla, ¡ea!, que llevo protección 50. Todo vale. Todo menos la falta de decoro/recato. Y es que no llego a comprender, me hace daño al ojo (soy así), no puedo con ese personaje que se te sienta al lado, close to you, o que apoya su axila junto a las gambas de la barra (¡qué culpa tendrán las pobres gambas!), como recién salido de la playa. O como si todavía estuviese en ella. Y repito recién, por esos cuerpos serranos embadurnados en crema; de coco, para más inri y aroma. Sudorosos todos ellos, pies enchancletados con bien de arena, sin camiseta, bañador súper-mega-ajustado, segunda piel, ¡buah! Y cada vez que la canícula me deleita con tal espectáculo, se me corta hasta la mahonesa, y viene a mi mente un artículo de Arturo Pérez Reverte de hace ya unos años. Diré que soy más fan de los artículos de Reverte que de su novela. Y que aquel verano, aquel largo y cálido verano, su reseña semanal en cuestión vinculaba indumentaria con gastronomía, o más bien ciertos hábitos (malos) en el vestir con ciertas actitudes (peores, aún) a la hora de comer. Se me antojó gracioso el relato, quedando grabado en mi subconsciente por numerosas razones. Entre ellas, su título, tan musical y fácil de recordar: “No me pises que llevo chanclas”. También por su contenido, con el que comulgaba (y comulgo) totalmente, de principio a fin. Hoy puedo afirmar que es atemporal, que hay cosas que no cambian, por muy europeos que nos sintamos. Reverte presenta un país de pandereta con esa ironía tan suya, relatando su experiencia en dos situaciones muy diferentes en las que tuvo el honor de compartir espacio con varios de los referidos pepepiscinas; la primera, degustando unas manitas de cerdo en salsa de cigalas,...
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El clip está muy bien, se come en la bañera, se bebe leche a morro, aparecen porciones de pizza y de tarta, se hace el karateka, se exhibe fruta y da alguna idea de qué hacer en caso de que se termine el helado: lamer ruedas de patines, pomos de puerta, piñas de monte, tulipas de lámpara, flores de jardín…
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