Ponentes de cuatro países participaron en el segundo Foro Internacional para Emprendedores Culinary Action! Recogemos confesiones, anécdotas y reflexiones que ayudan a confeccionar el dibujo del empresario que invierte con éxito en gastronomía y alimentación.
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Atención amiguitos, llega el Porrón Eguna. Para aquellos osados que afirman que Bilbao es una ciudad aburrida, una actividad y un vídeo genial para desmontar esa premisa absurda.
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(+60 rating, 12 votes)Cargando... Vale que todos estemos deseosos de verano, de ese sol que se ha empeñado en esconderse más de la cuenta. Vale que necesitemos disfrutar el aperitivo en terraza, haciéndonos los fuertes; sin sombrilla, ¡ea!, que llevo protección 50. Todo vale. Todo menos la falta de decoro/recato. Y es que no llego a comprender, me hace daño al ojo (soy así), no puedo con ese personaje que se te sienta al lado, close to you, o que apoya su axila junto a las gambas de la barra (¡qué culpa tendrán las pobres gambas!), como recién salido de la playa. O como si todavía estuviese en ella. Y repito recién, por esos cuerpos serranos embadurnados en crema; de coco, para más inri y aroma. Sudorosos todos ellos, pies enchancletados con bien de arena, sin camiseta, bañador súper-mega-ajustado, segunda piel, ¡buah! Y cada vez que la canícula me deleita con tal espectáculo, se me corta hasta la mahonesa, y viene a mi mente un artículo de Arturo Pérez Reverte de hace ya unos años. Diré que soy más fan de los artículos de Reverte que de su novela. Y que aquel verano, aquel largo y cálido verano, su reseña semanal en cuestión vinculaba indumentaria con gastronomía, o más bien ciertos hábitos (malos) en el vestir con ciertas actitudes (peores, aún) a la hora de comer. Se me antojó gracioso el relato, quedando grabado en mi subconsciente por numerosas razones. Entre ellas, su título, tan musical y fácil de recordar: “No me pises que llevo chanclas”. También por su contenido, con el que comulgaba (y comulgo) totalmente, de principio a fin. Hoy puedo afirmar que es atemporal, que hay cosas que no cambian, por muy europeos que nos sintamos. Reverte presenta un país de pandereta con esa ironía tan suya, relatando su experiencia en dos situaciones muy diferentes en las que tuvo el honor de compartir espacio con varios de los referidos pepepiscinas; la primera, degustando unas manitas de cerdo en salsa de cigalas,...
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En dos décadas hemos pasado del gin&tonic de Gordon’s con tónica Schweppes a sofisticadas copazas en las que lo raro es encontrar algo que beber.
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Muy recomendable y económico del restaurante tailandés Pad Thai, el restaurante tailandés de Paseo del Prado 40, en Madrid. Sobre todo el satée y, de segundo, el curry panaeg de pollo o el pad thai con gambas.
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En la Cafetería del Ensanche, la de Kepa Landa. la tortilla se sirve a destajo, sabrosa, sin cuajar del todo y con buen sabor. Una apuesta segura.
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Estaba yo pensando en apuntarme al programa de Fundamentos de la Cocina Española de la sucursal madrileña de Le Cordon Bleu, por aquello de terminar de pillar el punto al arroz, al punto de nieve y a la bechamel, cuando reparé en el precio de matrícula y reserva de plaza: 4.450 euros del ala, por ser yo. !Hala! Sumé a eso las juergas, las resacas y los gastos de alojamiento de tres meses en el Foro y concluí: mejor sorprendo a mi pareja con una bandeja de «Mejillón en salsa de tomate» de Angulas Aguinaga, presentado con disimulo en una ensaladera de mi propiedad, al tiempo que cuento (a mi esposa) cuánto tiempo he invertido en limpiar los moluscos lamelibranquios, ligar esa salsa a base de … Etcétera. En eso estaba ayer, mientras abría una botella de Viña Albina Fermentado en Barrica (90% viura y 10% malvasía de Rioja, de 2010, Bodegas Riojanas; a un paso de la sequedad y aspereza del fino) y esperaba a que el plato se templara tras pasar dos tandas de 150 segundos en el microondas, cuando vi en la cara de mi partenaire la primera mueca provocada por el mal sabor de alguna pieza. Luego, yo mismo experimenté esa sensación, mastiqué mejillones un tanto duros, tiesos en demasía, aparté cáscaras rotas, deseché uno cerrado, topé con alguna molesta piedrita… y llegué a una segunda y definitiva conclusión: no merece la pena acercarse a la cámara de congelados para comprar estos mejillones. Si no quieres limpiar y ligar salsa, mejor bajas al bar. Sugiero. (cuchillo) CuchilloEs el pequeño de los Cubillo Brothers. Nació en 1991, en el mismo Bilbao, es más de salado que de dulce y acostumbra a disociar, con lo cual cambia de apariencia física con frecuencia. Como Robert de Niro antes de rodar Toro Salvaje, pero a lo tonto, por la cara. Él es más de toro tataki. Aprendió pronto que Dow Jones no es un cantante, le incomoda la fama de criticón, pues siempre ha sentido...
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Uno acostumbra a tener a mano una barra de quatre quarts, el bizcocho de origen bretón elaborado uniendo mantequilla, huevos, harina y azúcar a partes iguales.
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El Bar Jaime deposita en el platito una sabrosa y sencillísima galleta tradicional de La Luarquesa, casa asturiana, fundada en 1896, que utiliza en su elaboración harina de trigo, mantequilla, azúcar, huevo, avellanas y sal; nada de jarabes, dextrosa, gasificante, aromas…
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Óscar Cubillo cuenta su experiencia en el Ein Prosit Bilbao, el restaurante alemán de la familia Thate, con un cupón de Oferplan. Qué ganga.
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¿La palmera de chocolate de Onenak? Su textura es terrosa, arenosa, el posgusto invita al empalagamiento y el chocolate carece de cualquier atractivo.
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