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Contenidos Etiquetados "Restaurante"
(+75 rating, 16 votes)Cargando... Ni me imagino el queme que tiene que tener el amigo Aitor Elizegi, uno de los cocineros que mejor lo hacen, para soltar esta imagen y esta reflexión en su cuenta de facebook. Es algo tan personal que suponemos que sale de su teclado y de su brillante cabeza, porque si lo hubiera hecho un community manager sería para pasarlo por debajo de la quilla de una goleta fragata. Le entendemos en su desahogo, de verdad que sí. Son malos tiempos para la lírica, son años duros para tener que levantar todos los días una persiana de un negocio, para conseguir pagar todos los meses diez o quince salarios. Para no arrojar la toalla y con las rentas dedicarse a vender pulseras trenzadas en Ibiza y que le den a la competitividad, a la imaginación, a la estrella y al órgano sexual de la Bernarda. Son malos tiempos, sí. Pero no ocurre sólo en los restaurantes. Esos que hablan del empresario explotador, cuando hablan de Pymes, seguro que se quedaron en primero de marxismo. Vamos, que no llegaron a Engels. La mayoría de los que deciden dirigir un negocio bastante tienen con llegar a fin de mes. No sólo los cocineros son los que las están pasando canutas. En esta marejada, en este tifón Yolanda, se están quedando grandes y pequeños, y muchos resisten sólo por vergüenza torera o por esperar tiempos mejores. Los cocineros, al menos tienen un plus del que carecen , por ejemplo, los cristaleros, los electricistas, los honrados ebanistas. Su oficio lleva aparejada la visita de individuos como Anton Ego y sus críticas absurdas, egotistas o malintencionadas, pero también gozan de un prestigio social que para sí quisieran muchos investigadores del cáncer o pedagogos, por poner ejemplos de profesiones de las que apenas se habla y sin glamour. Son prescriptores sociales , los Medios les ofrecen su tribuna, en ocasiones hasta les otorgan doctorados honoris causa o los premios más prestigiosos del país. En este país ser...
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El cochinillo de José María, simplemente asado con agua y sal, es manjaroso y sabroso. Su piel dorada, triscona pero para nada chiclosa.
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El Churrasco es una buena opción si (a) nos apetece cocina de la de toda la vida y (b) estamos hartos de comedores diáfanos y fríos en colores neutros.
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Hermeneus es la plataforma en la que productores alimentarios y consumidores finales acuden a una plaza virtual para, por un lado, ofrecer sus productos y, por otro, comprar. Todo ello sin comisiones y de una manera bastante más competitiva que en el mercado tradicional.
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El pulpo a feira es sólo una de las especialidades gallegas que figuran en la oferta de este local llamado Mariño y vinculado al CD Mariño
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(+77 rating, 16 votes)Cargando... La nouvelle cuisine fue un paso impresionante para el universo culinario, una (r)evolución necesaria y agradecida que removió sus cimientos y sentó las bases de su evolución actual. No obstante, la perversa asunción y malinterpretación de sus líneas maestras, muchas veces desde el desconocimiento, el snobismo o el mero interés económico, llega a ser un insulto al comensal. No todo se reduce a miniaturizar preparaciones, como hacen algunos. Ni pintar el plato del menú del día con pinceladas de vinagre de Módena te convierte en un gran chef. Por eso me encanta dar con lugares como Casa Comerciante, que rezuman campechanía, austeridad, autenticidad. Uno, cuando va a la Galicia interior (pero interior interior), no espera encontrar un McDonald’s detrás de ese bosque de carballos. Ni locales de diseño. Ni esferificaciones. Lo realmente reconfortante es dar con un lugar como Casa Comerciante, un comedor de pueblo (sin ningún matiz despectivo) donde uno espera encontrarse con cazadores y lugareños, donde se guisa como en los viejos tiempos, y aquellos productos que es natural encontrar en pleno monte. Nosotros llegamos una noche, ya cerrada, y nos costó un poco dar con el comedor. Subimos hasta la segunda planta y volvimos a bajar a la primera. Abrimos dos o tres puertas y dimos, por fin, con el refectorio, donde dos grupos numerosos ya daban cuenta de la cena. En nuestra mesa esperaban buen pan, platos y grandes bandejas de inoxidable con entrantes fijos. Y consistentes. A saber: empanada de grelos, chorizo y panceta; ensalada de tomate, lechuga y cebolleta, bien alegre por acción del vinagre; y más bandejas con chorizo, salchichón y jamón. Un canto a la sencillez. Dimos cuenta de ello con agua y varias cervezas (Estrella Galicia y Mahou), que llevaban a la mesa en latas que uno mismo abría. La oscuridad envolvía la noche, el frescor nocturno achuchaba, la lluvia no cesaba… y todo ello hacía más atractivo el listado de platos principales. Había para escoger ternera guisada, estupendo pollo (de verdad) guisado,...
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(+50 rating, 10 votes)Cargando... En agosto de 2012 ya destacamos en este blog el económico menú del Bar Parrilla Restaurante JJ, titulándolo como la mejor oferta diaria entre la profusa competencia restauradora de la localidad llanisca. Y así siguen sus rectores, en la cima, sin perder comba con un menú de 10 euros excelentemente servido, muy bien presentado, notablemente cocinado, regularmente variado, más barato que los de la competencia e inmediatamente disfrutable. Lo acompaña un vino de mesa potable, aunque mejorable, pero éste no es suficiente pero para su propuesta. A la Parrilla JJ le va tan bien el negocio que ha cambiado a mejor: abajo, en la planta baja, se ha ampliado el espacio del bar de decoración metálica y moderna, y hasta el primer piso, alejado de la barra, se ha trasladado el comedor para ejercicio de los camareros, que suben y bajan los platos por la escalera. La oferta del JJ es tan competitiva que La Txurri siempre desea comer ahí, imagínense. Como cierran los martes, algún día podemos ir a otro lado. La última vez que pernoctamos en Llanes entramos en el JJ, subimos su escalera por primera vez y con diligencia nos atendieron en el comedor. Era lunes y había bastante gente, desde turistas guiris hasta parejas, desde jubilados españoles hasta currelas locales. Bebimos con agua Solán de Cabras y tinto Viña Coyanza, de León, de mesa, violáceo y fresquito, que entraba sin raspar. De primero ese día había paella y fideua que no vimos en ninguna otra mesa, porque casi todo el mundo pedía lo mismo que nosotros: Susana una ensaladilla rusa con ingredientes en trozos gruesos y poca mayonesa, lo cual ella solventó a su gusto con chorritos de vinagre; y yo un pote asturiano colosal, suave y suculento. Abandonaron en la mesa el perol y me serví varias veces hasta no dejar más que un trocito de patata. Gocé con cada sabrosa legumbre, el tocino estaba bien y no era mucho, el chorizo resultaba aparente, la...
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Si estás en Donostia, merece la pena acercarse al número 31 de la calle 31 de agosto, probar sus pintxos y tapas de autor, e incluso sacarse una foto junto a ese perol sobre el que borbotean discos de vinilo que te dan la bienvenida al bar A Fuego Negro.
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(+59 rating, 14 votes)Cargando... Descubrimos el restaurante mejicano La Hacienda en una cena de cuadrilla para despedir el 2012. Por aquel entonces, los Manueles aun no contaban con mis servicios, por lo que estaba deseando volver para sacar las oportunas fotos y dar a conocer al mundo esta genuina (y barata) tasca mejicana que bien merece el desplazamiento hasta la localidad sardinera. Situado en la misma calle que el afamado Kai Alde, llama la atención del viandante por sus psicodélicas luces de neón, que le dan un cierto aire de restaurante de despedida de solter@. Una vez dentro, los lauburus de las paredes hacen deducir que, antes de ser tasca mejicana, aquello era un batzoki o similar. Yo creo que han hecho bien en no quitarlos… le dan un toque de lo más eusko-kitsch al asunto. Mientras preparan la mesa, tienen el detalle de invitarte a unos chupitos de margarita y unos pintxitos de tortilla (otra muestra de la fusión entre culturas) para que la espera no se haga tan tediosa. Aunque las dos veces que hemos ido, a los cinco minutos ya estábamos en la mesa. Por lo que es más bien el equivalente al aperitivo-snack de los sitios de postín. La carta no es muy extensa, la verdad (habrá a quien incluso le parezca escasa): unos 7 entrantes y otros tantos platos principales. Pero, ¿para qué más? Si total con el mejicano pasa un poco como con el chino, que al final todos pedimos sota, caballo y rey. Anotada la comanda por el amable camarero (de Monterrey de pura cepa), nos traen sin haberlo pedido un platazo de patatas fritas auténticas, no de las congeladas, doradas por fuera y blanditas por dentro, con dos salsas para ir abriendo boca. Otro detalle (aunque las patatas fritas no creo que sean muy mejicanas, no…) de los que no se ven a menudo y que a mi, personalmente, hacen que me quede con buen recuerdo de los sitios. Para empezar, como no podía ser de...
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That’s amore es un restaurante italiano en Roma. Aquí se come muy bien la pasta y la pizza y también podemos asistir a cursos de cocina impartidos por el chef Fabio Bongianni .
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Tradición y refinamiento. Ambas características confluyen en perfecta armonía de la mano del chef Alberto Zuluaga, quien, sin duda alguna, es desde hace mucho tiempo uno de los referentes y máximos exponentes de la cocina bizkaina.
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Laguardia es mi pueblo vasco favorito. Es amurallado y medieval, y está dotado con numerosos bares y restaurantes. Estos son sobre todo turísticos y suelen servir menús diarios de batalla a precio oneroso, pues te cobran 15 aurelios como si te hicieran un favor. En estas propuestas turísticas abundan las patatas a la riojana y el cordero, con resultados culinarios irregulares. A Laguardia voy siempre que puedo y un día que mi esposa rechazó comer el menú del excepcional y extramuros Restaurante Amelibia (a 16,50), buscando una alternativa, nos topamos con el menú del Restaurante Cueva La Muralla, tasca de la que recordé algún escrito positivo en El Correo. Ese día, miércoles, había cordero y menestra, y barrunté que el vino no estaría mal. Debido al artículo mentado supuse que si no entraba ese día lo haría en una ocasión futura, así que, pensando ‘no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy’, cruzamos su bar en sombras, corto y cañí. Nos acomodamos en su comedor, de diseño pasado de moda y con una mesa reservada para ‘los padres’(imaginé que sería la familia, pero se trataba de dos curas que suelen almorzar ahí), y con las otras mesas repartidas entre habituales locales y turistas de paso que suelen llenar el figón y acostumbran a visitar el comedor de abajo, el de la bodega, el del calado, más atractivo. Bueno, pues ahí fuimos el menda lerenda y La Txurri (alias Mister No), nos sentamos y nos tomaron nota con bastante desparpajo y confianza (la camarera pensaría que éramos turistas de paso y después nos veía y nos saludaba y nos hablaba por las noches en los bares de Laguardia). La espera en La Muralla la amenicé libando el vino Vallobera de año, una buena marca del pueblo que en la barra de esa tabernita sirven por copas a un euro cada una. En el menú diario de entrante inesperado había ensalada, un fijo bien aliñado según Susana, con dos trozos de buen tomate y mucho verde....
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